This study analyses the evolution of the anthroponymical repertoire of a municipal council located in the west of the province of Vizcaya, in the Spanish Basque Country. It has traditionally been a Spanish-speaking area, although it is now clearly influenced by the language policies of the Basque Autonomous Community to which it belongs, where recent years have witnessed a major expansion in the use of the Basque language in different ambits. This study examines the evolution of onomastic usages over a period that includes the transition from the Franco era to democracy in the 1970s, with the ensuing quantitative and qualitative shift in the choice of children’s names. This period records an abrupt change in tendencies from the traditional Spanish onomastic sources to a new repertoire, somewhat alien to local usages, but with considerable identifying strength, a positive stereotype, and a stratification of the phenomenon according to the gender variable.
La distinción de género en los antropónimos es un reto que abordamos a partir de tres rasgos estructurales: la longitud, la terminación y el patrón acentual de este tipo de nombres propios. A partir de dos repertorios de índole diferente y aplicando pruebas de tipo estadístico, observamos cambios significativos en la evolución de los nombres de persona: se produce un proceso de desambiguación genérica, que afecta especialmente al repertorio de los antropónimos femeninos.
El estudio de los nombres propios, sobre todo desde el punto de vista de su evolución en el uso y los diferentes valores sociales que han desarrollado a lo largo del tiempo, ha presentado dificultades evidentes para su captación más allá de los trabajos de frecuencias. En la presente investigación abordamos un análisis socionomástico de los antropónimos desde los postulados metodológicos de la disponibilidad léxica, a partir de una muestra restringida geográficamente y con distribución homogénea según diversos parámetros sociales (edad, género y nivel sociocultural). Los resultados confirman, en primer lugar, la idoneidad del procedimiento a la hora de detectar esquemas y modelos de hábitos onomásticos, así como la posibilidad de establecer comparaciones con otros recuentos de frecuencia ya existentes. Por otra parte, a partir del análisis cuantitativo, es posible detectar comportamientos diferenciados entre los colectivos que resultan de la estratificación de la muestra a partir de los cuales se pueden trazar tendencias y patrones en el conjunto social.
Utilizaremos indistintamente los vocablos signos (Backhaus, 2006) y textos (Franco-Rodríguez, 2008) para designar las unidades que constituyen el corpus. institutionalized, more dependent, therefore, on public initiative, more subsidiary to authors and references external to the community, more limited in its functions and social representations.
En esta investigación analizamos un corpus de nombres de marcas obtenidos mediante la prueba asociativa de disponibilidad léxica. Además de caracterizar el nuevo centro de interés, indagamos acerca de su estratificación sociolingüística, donde se producen diferencias significativas en las diferentes variables. Contrastamos a continuación el repertorio con otros catálogos basados en el renombre y fuerza de la marca. Finalmente examinamos también los rasgos que definen esta categoría léxica: por una parte, los factores externos (ámbito, procedencia, sector, dimensiones, categoría productiva) y, por otra parte, los rasgos estrictamente lingüísticos: lengua de uso y criterio denominativo. Los resultados conducen a pensar que las normas que regulan la creación y difusión de los nombres de marcas tienen efecto en la fijación de estos en el lexicón mental de los hablantes.
scite is a Brooklyn-based organization that helps researchers better discover and understand research articles through Smart Citations–citations that display the context of the citation and describe whether the article provides supporting or contrasting evidence. scite is used by students and researchers from around the world and is funded in part by the National Science Foundation and the National Institute on Drug Abuse of the National Institutes of Health.