Generalmente, las pruebas de diagnóstico son las herramientas necesarias para determinar la presencia o no de enfermedad, pero también pueden ser útiles para la exclusión de otras entidades diferenciales, evaluar la gravedad, establecer tratamientos específicos y estimar posibles resultados pronóstico. Para determinar cuánto puede contribuir una nueva prueba de diagnóstico en el ámbito clínico, se requieren estudios con diseños de investigación y poblaciones diferentes. Dado que puede resultar complejo entender el desarrollo de una prueba diagnóstica a partir de sus fases iniciales, en este artículo se sintetizan y se proporcionan ejemplos de las cuatro fases que se han propuesto para definir este proceso. Las metas de estas etapas son las siguientes: fase I, establecimiento de valores de referencia; fase II, análisis de la validez de la prueba; fase III, impacto de su incorporación en el plan diagnóstico; fase IV, evaluación a largo plazo de la incorporación de las prueba diagnóstica.