Al abordar la enseñanza de los Derechos Humanos en el contexto de América Latina es necesario situar como figura relevante al profesor Abraham Magendzo. Durante esta conversación caracterizada por el análisis del presente, pero también por la memoria y el recorrido histórico de la educación en Derechos Humanos especialmente en Chile, se destaca la dificultad a la hora de desarrollar proyectos educativos en los que toda la comunidad educativa tome consciencia de la importancia de la materia en Derechos Humanos. El elemento interdisciplinar y transversal debe ser el motor que canalice estas propuestas desde y para la democracia y la inclusión. El entrevistador se cuestiona de forma principal, acerca de cómo se ha asumido que la educación en Derechos Humanos debe ser una formación limitada a los sufrientes u oprimidos, cuando debería ser un proceso que alcanzara a toda la ciudadanía. Asimismo, la enseñanza y aprendizaje en Derechos Humanos según Magendzo, debería empezar desde edades muy tempranas en los estudiantes, ya que estos están asociados a comportamientos que se reflejarán en las aulas. Finalmente, los desafíos que propone el entrevistado pasan por la formación del profesorado, el compromiso y por la búsqueda constante de la rigurosidad en la materia.
El presente trabajo examina la lectura como praxis político-cultural, en tanto condición de la justicia educativa y elemento constitutivo de la ciudadanía emancipatoria. La opción analítica que se presenta intenta, por un lado, reflexionar críticamente sobre las contrariedades intelectuales a las que se adscriben las tendencias en educación lectora y la construcción de justicia educativa y; por otro lado, demostrar las formas de cristalización de un campo sustentado en políticas difusas, de tal modo que un aspecto crucial radica en exponer la ambigüedad del universo conceptual empleado en este campo, cuyas repercusiones ofrecen falsas salidas. El estudio de la lectura como práctica cultural y social reclama una ecología de saberes, esto es, la creación de sistemas intelectuales que ofrezcan la posibilidad de garantizar alternativas viables para redistribuir el derecho a la educación y a la lectura, con justicia y, ante todo, acorde con lo que cada persona y grupo social requiere. Para promover cualquier tipo de transformación en la forma de redistribuir derechos, se observa la necesidad de repolitizar la lectura como condición democrática. De tal forma que en las políticas públicas, en vez de construir condiciones de justicia, se diversifican los patrones de discriminación institucional. El concepto de ciudadanía lectora reafirma la necesidad de consolidar una representación cultural alternativa, esto es, proveer de instrumentos que permitan agilizar una discusión cultural politizada sobre aquello que vamos a entender como práctica lectora y sistemas de apropiación de esta en el mundo contemporáneo.
This article analyzes the figure of the reader and the challenges facing this through the transformations that occur in the digital world from the perspective of the teaching-learning. It is understood the reader of the XXI century as a user and creator of content on the network. Reading is one of the main practices of access to knowledge, and also works as an engine of social power that articulates shared web 2.0. Thus, definitions of literacy and reading skills are changing, as these not only have to consider the linear reading of printed texts, but also have to be extended to reading practices in new media and technological devices. a review of research and models that describe a corpus of work that brings together evidence and international results regarding formatting preferences, learning styles, skills development and strategies of reading on screen and / or reading in digital environments is presented.At the end of the work prospects are proposed to rethink the role of digital reader, where the social dimension of reading practices becomes more consideration, and where also the roles developed by the reader multiply.
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