“…En materia de Cuidados y apariencia, según la tradición pentecostal en la congregación observada, el cuerpo es considerado como la habitación de Dios (Mansilla, 2012;2014) que llevó a la construcción de distintas pautas y prácticas de cuidado y uso del cuerpo, no obstante, por medio de sus relatos es posible observar cómo este grupo de mujeres están resignificando su cuerpo como mujeres en búsqueda de su bienestar, satisfacción y ejercicio profesional, y desde una perspectiva integral de sí misma, fuera de la dicotomía cuerpo/espíritu en donde el espíritu se sobrepone al cuerpo y este último se convierte solo una herramienta para su actividad. Al respecto se señala Y eso me ha ayudado a, de repente, a preocuparme más de mí, de repente, no sé, ir a hacerse una limpieza facial y a hacer ejercicios, eh, cosas que uno no siempre puede contar aquí.…”