“…El primer acontecimiento ocurrió en 2011 y duró alrededor de un año en su proceso de desestructuración del orden existente, un orden que se puede denominar "transicional" en lo político o neoliberal en lo económico. En 2011 comenzó un ciclo de protestas que en origen se desplegó desde temas ambientales (proyecto Hidroaysén) (Latta, 2011;Reyes Herrera & Rodríguez Torrent, 2015;Romero Toledo, 2014), luego migró a educación (donde llegó a su cénit con grandes movilizaciones por todo Chile) (Fleet, 2011), para finalmente mutar a exigencias regionalistas (Aysén, Calama, entre otros) y de salud pública (Freirina, Tocopilla, entre otros) (Delamaza et al, 2015;Penaglia Vásquez & Valenzuela Van Treek, 2014;Valenzuela et al, 2016). El estallido social de 2019 aparece como un despliegue de energía disruptiva, un cataclismo, debido a una acumulación de esa energía que no fue procesada por el sistema político luego del álgido 2011.…”