“…Concretamente, algunos estudios sugieren que la estimación de la inteligencia premórbida, es la medida más potente de la reserva cognitiva (Albert y Teresi, 1999; Alexander et al , 1997). Sin embargo, otros trabajos han demostrado efectos en función del nivel educativo y ocupacional y de las actividades de ocio, lo que sugiere que cada una de estas experiencias de vida contribuye de forma independiente a la reserva (Evans et al , 1993; Melendez, Mayordomo, y Sales, 2013; Mortel, Meyer, Herodes, y Thornby, 1995; Rocca et al , 1990; Stern et al , 1994; Stern, Alexander, et al , 1995; Stern, Tang, Denaro, y Mayeux, 1995).…”