“…La lógica de la transparencia, consecuentemente, puede conceptualizarse como la cualidad aplicable a los flujos de información que constituyen las herramientas a través de las cuales, identificamos, conocemos, entendemos y evaluamos la acción gubernamental tanto a individuos como grupos y organizaciones. (López-Ayllón, 2017, p. 278) Así, se destaca un segundo elemento práctico del GA: la participación ciudadana, entendiéndose, no simplemente como un eje individualizado y externo a los procesos de toma de decisiones, sino como la capacidad real de incidencia en los procesos de planificación y administración del gobierno, pues si bien, desde una visión clásica, su papel quedaba relegado a formar parte de los comicios electorales (Bermeo Andrade et al, 2018), esta división, tal y como Rosen & Painter (2019, p. 336) apuntan, no altera fundamentalmente las diferencias de poder político entre las partes interesadas, por lo que, en la actualidad, la población "ya no se conforma con recibir información, [sino que] quiere opinar, participar e incidir en todo el ciclo de las políticas públicas" (Trigo y Álvarez, 2017, pp. 36-37).…”