Aunque puesto bajo el lema "Lectores y lectura", una clara referencia al asunto central de su libro más representativo, basta ver el despliegue de temas abordados en este homenaje y, en particular, el simposio dedicado específicamente a su legado, para advertir una vez más la amplitud y la diversidad de la obra de Susana Zanetti en el campo de la literatura latinoamericana. Esa amplitud tuvo como motor eficiente la extraordinaria labor de docencia y formación de graduados que Zanetti desarrolló incansablemente en sus cátedras de las universidades de Buenos Aires, La Plata y otras. Y creo que es especialmente justo que este homenaje se realice aquí, en La Plata, porque ella sintió que pertenecía a esta universidad más que a ninguna otra; aquí siguió trabajando hasta que la enfermedad la detuvo; aquí recibió los mayores reconocimientos personales e institucionales de toda su larga trayectoria, y a esta casa legó su formidable biblioteca. Así lo recordaron Gloria Chicote, Miriam Chiani y el Sr. Decano Aníbal Viguera en las palabras con que inauguraron este congreso.Zanetti hizo de la docencia una verdadera militancia, que complementaba con una de las participaciones más asiduas que he visto en congresos, jornadas y todo tipo de reuniones universitarias. Yo no salía de mi asombro cuando la veía desplazarse con tanto entusiasmo a esos encuentros, a veces dentro de nuestro país y otras en diversos países latinoamericanos que tanto amaba, de los que volvía cargada de libros y revistas que ponía a nuestro alcance con generosidad. Los "testimonios tangibles", para decirlo con una expresión de Nora Catelli, de esta múltiple e infatigable actividad, son los numerosísimos artículos, ensayos y libros que escribió: más de cien, entre compilaciones, ediciones anotadas, reseñas, prólogos, ponencias, y los libros propiamente dichos. Todo eso sin contar el trabajo editorial, en que dirigió colecciones tan renombradas como la segunda edición de Capítulo. Historia de la literatura argentina, del CEAL, entre 1979 y 1982.Fue precisamente en esos años oscuros, los de la dictadura militar, y en el Centro Editor de América Latina, donde conocí a Susana. La encontraba en una oficinita minúscula desde la que dirigía algunas de las colecciones que hicieron famosa a la editorial. En ese espacio tan poco glamoroso, Susana destilaba autoridad. Vedado para muchos de nosotros el acceso a la Universidad de Buenos Aires, ella había encontrado un refugio académico en la Universidad de Morón, y así fue como pude notar de entrada la alta exigencia que se imponía en sus lecturas y en su formación teórica. Consciente de su propio rigor, era estricta e implacable con los demás, pero a la vez generosa con sus saberes y con su biblioteca. Me llevó un tiempo darme cuenta de esta aparente dualidad, como Cita sugerida: Gramuglio, M. T. (2017). Un ejercicio de relectura en homenaje a Susana Zanetti. Orbis Tertius, 22(26), e057. https://doi