Resumen: Los enfoques y prácticas de extensión se han transformado notablemente en las últimas décadas. A la vez, numerosos autores han señalado la persistencia de enfoques difusionistas tanto en las instituciones como en las prácticas de los extensionistas. En esta investigación se analizan las prácticas de extensión implementadas en el noreste argentino, se las compara con propuestas institucionales y académicas actuales y se extraen aprendizajes. Para esto se realizaron 40 entrevistas a extensionistas que trabajan en el ámbito público en las provincias de Chaco, Corrientes, Formosa y Misiones. El estudio muestra que los entrevistados orientan sus prácticas a la mejora productiva y al fortalecimiento de las organizaciones de productores, valoran organizar su trabajo según la demanda y priorizan abordajes grupales. Las tres áreas de acción más mencionadas son la asistencia técnica, la articulación interinstitucional y el trabajo grupal. En términos generales, se observa una práctica consistente con la propuesta del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y con buena parte de los lineamientos de la literatura especializada, aunque existen dudas por el valor real dado al trabajo grupal, la articulación interinstitucional y la participación, y preocupación por la falta de interés en relación a temas como género y evaluación de proyectos.
Palabras
IntroducciónLos enfoques y las prácticas de extensión rural (ER) se han transformado enormemente a lo largo de las últimas décadas a nivel mundial (LEEUWIS, 2004). A mediados del siglo pasado, hablar de ER significaba hablar de la transferencia o difusión de las tecnologías generadas en los centros de investigación a los productores del campo (ROGERS, 1962). Con el paso del tiempo este enfoque fue criticado, tanto por las dudosas premisas éticas en las que se sostenía (FREIRE, 1973) como por su limitado impacto en el trabajo con amplios sectores de productores, especialmente los agricultores de tipo familiar.Si bien pueden encontrarse múltiples definiciones, actualmente tiende a considerarse a la ER como un conjunto de acciones orientadas a ofrecer información y servicios a agricultores y a otros actores rurales con el fin de desarrollar destrezas y fortalecer prácticas técnicas y organizativas, procurando mejorar la calidad de vida de los productores rurales (FORO GLOBAL PARA LOS SERVICIOS DE ASESORÍA RURAL [GFRAS], 2012). Siguiendo lineamientos propuestos por instituciones de extensión, organizaciones internacionales e investigadores, hoy la ER aparece como un proceso participativo, orientado a la demanda (ORTIZ et al., 2011;TRIGO et al., 2013), que se estructura a partir del intercambio horizontal de conocimientos y saberes entre productores y extensionistas (ORTIZ, 2009; PÉREZ y CLAVIJO, 2012), pero que a la vez requiere de la articulación dinámica y creativa entre diferentes actores e instituciones que actúan en un territorio o que forman parte de un mismo sistema de innovación agrícola (NEDERLOF et al., 2010; ACUNZO et al., 2014). En este contexto, la innovac...