RESUMENEl Primer Congreso Nacional de Filosofía llevado a cabo en la provincia de Mendoza (Argentina) en el año 1949, fue un acontecimiento culmen de la cultura filosófica argentina. Su relevancia y la jerarquía internacional de sus expositores permiten aproximarse a él en tanto acontecimiento histórico en el que confluyen las teorías y discursos culturales circulantes en la época. De este modo podemos acceder a las manifestaciones objetivas de los enfoques dominantes. En efecto, aquella asamblea filosófica reflejó en muchos sentidos las tensiones y los debates presentes a la sazón en el horizonte filosófico mundial. Uno de tales debates es el que se da al interior del existencialismo y que tiene como foco de interés la posibilidad de conciliar esta nueva perspectiva filosófica con concepciones teístas, predominantemente cristianas. La presente contribución tiene como objeto visualizar cómo y de qué manera dicho debate se hace presente en nuestro congreso, espejando de modo singular una de las grandes tensiones filosóficas de la época.
ABSTRACTThe First National Congress of Philosophy held in the province of Mendoza (Argentina) in 1949, was an important event of the argentine philosophical culture. The relevance of this Congress and the international hierarchy of its expositors allow an approach to it as a historical event in which converge theories and cultural discourses circulating at that time. Thus we can access to the objective manifestations of the dominant conceptions. Indeed, that philosophical assembly in many ways reflected the tensions and debates present at that time in the world philosophical horizon. One of those debates is given into the existentialism and has as its focus of interest the possibility of reconciling this new philosophical perspective with theistic conceptions, predominantly christians conceptions. This contribution aims to visualize how and in which way this debate is presented at our congress, reflecting of unique manner one of the great philosophical tensions of that time.
La presente comunicación intenta poner de relieve la contribución de Evagrio Póntico en la comprensión etiológica de ese padecimiento tan cercano a la melancolía moderna y a la depresión contemporánea, que él conceptualizó y sistematizó por primera vez: la acedia. Se ponen en relación con su aporte algunos elementos de la noción freudiana de melancolía y de la teoría de la autodiscrepancia acerca de la depresión, principalmente en lo que se refiere al rol del ideal del yo en el dinamismo etiopatogénico. En este contexto se evidencia la importancia histórica de la contribución evagriana que se anticipa a diversos planteamientos muy posteriores de la psicología y la psicopatología, e integra en una perspectiva espiritual la comprensión etiológica de la perturbación psíquica y su posible terapia.
El presente trabajo se propone profundizar en una noción característica de la obra del filósofo tardoantiguo, Evagrio Póntico. Dicha noción es la de logismoí. Las distintas modulaciones y sentidos con que Evagrio se refiere a este tópico, justifica la necesidad de acercarse a éste a fin de lograr una conceptualización coherente del mismo que contemple todos sus sentidos. Se trata principalmente de dilucidar si estamos frente a una realidad psíquica y/o frente a lo que nuestro autor considera una sugestión preternatural. Creemos que comprender estos como el correlato cognitivo de las pasiones, enfermas a raíz de la ignorancia de sí, constituye la clave de bóveda para acceder a una conceptualización coherente.
Evagrio Póntico, a la zaga de una tradición de pensamiento antigua y tardoantigua bien identificable, confiere a la palabra un singular poder terapéutico que se enraíza en una profunda concepción de enfermedad del alma. El presente trabajo demuestra que en el conjunto de la obra del Póntico hay un reconocimiento de la virtud curativa de la palabra y una consecuente propuesta de ejercicio terapéutico de la misma, que emergen de una concepción acerca de la ignorancia de sí como la enfermedad del alma. Aquel ejercicio terapéutico se encarna y se concreta en la figura, típicamente evagriana, del gnóstico quien, en virtud de su itinerario espiritual y del conocimiento que ha obtenido al cabo del mismo, posee la ciencia necesaria para llevar adelante (a imitación del médico divino) un auténtico ministerio medicinal para con las almas enfermas y aquejadas diversamente por las pasiones.
Una larga tradición hermenéutica ha señalado, de una u otra manera, el influjo de la medicina antigua en los escritos de Evagrio Póntico. El presente trabajo pretende continuar esta misma línea de análisis señalando particularmente cómo el modelo de explicación teleológico asumido por el monje de Ponto respecto a la “phýsis” es el mismo modelo explicativo inaugurado en el opúsculo hipocrático “Sobre medicina antigua” y desarrollado, más tarde, por Galeno en sus escritos morales acerca de las enfermedades del alma. Pero el interés de nuestro estudio no se limita únicamente a exponer las fuentes que parecen haber nutrido la comprensión evagriana de la enfermedad del alma sino que busca, además, esclarecer el elemento original que el Monje del Ponto introduciría en esta línea de la medicina hipocrática.
En los últimos años, un número creciente de estudios ha presentado, de una u otra manera, diversas proyecciones psicoterapéuticas de determinadas prácticas espirituales del primer monacato cristiano. Ahora bien, creemos que en tales estudios puede existir el peligro de extrapolar términos, preguntas y discusiones anacrónicas y ajenas al contexto original de los padres. En orden a salvar esta dificultad trataremos de dilucidar el modelo de integración psicoespiritual de Evagrio Póntico mediante su particular compresión de las relaciones efectivas entre gracia y naturaleza. Esta comprensión será alcanzada a partir del análisis de las nociones de magia y phýsis en las dos tradiciones clásicas que más impactaron en su obra: la platónica y la hipocrática.Enfocar de este modo el modelo evagriano nos permitirá traducir y comprender el actual interés por su modelo psicoespiritual, en los mismos términos en los que es formulado por nuestro autor monástico. La obra evagriana renueva y repite el rechazo hipocrático y platónico hacia la magia. El monje del Ponto comparte, con aquella tradición profana, su comprensión de la magia en cuanto acto de impiedad hacia el orden divino inscrito en la phýsis. Este rechazo hacia la hechicería y la magia es integrado por nuestro autor en una nueva síntesis cristiana, que se esfuerza por evitar toda adjudicación mágica o milagrosa a la gracia. Ahora bien, en la medida en que Evagrio se aleja de una concepcion mágica de la gracia, se puede encontrar en sus escritos un bagaje de conocimientos teórico-prácticos referidos a la salud psíquico-espiritual. Nuestro autor está particularmente interesado en especificar cómo ella opera en las dinámicas cognitivo-emocionales que intervienen en los procesos de la cura del alma, sin contradecir o suspender mágicamente las leyes inmanentes de la phýsis.
El fenómeno de la acedia recibe, en la obra de Tomás de Aquino, un abordaje integral que permite comprenderla en diversos planos. Ella, en efecto, puede ser considerada desde dos puntos de vista distintos y complementarios, los cuales habilitan una “tipología” de la acedia: por un lado, ella es entendida como acto voluntario pecaminoso, y, por otro, como movimiento pasional pre-moral procedente de una doble vertiente: del ser mismo del hombre en tanto creatura caída (y en este caso podríamos hablar de una causalidad de tipo - a falta de mejor nombre - ontológica) y de los determinismos biopsicosociales. En todos los casos nos hallamos frente a estados con posibles proyecciones psicopatológicas aunque con explicaciones causales diversas que ponen en evidencia una concepción antropológica que distingue cuidadosamente el plano psíquico sensitivo del plano espiritual.
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