Objetivo: Sintetizar los diagnósticos de bullying en México para estimar la prevalencia de víctimas y agresores, tanto en su modalidad cara a cara como virtual. Método: Se realizó un meta-análisis de la prevalencia con 27 investigaciones realizadas en México con un modelo de efectos aleatorios, y se exploraron sus moderadores a través de una meta-regresión. Resultado: La prevalencia osciló entre el 19 y 21 % para cibervictimización, victimización y agresión cara a cara, y de un 11 % para la ciberagresión. Las variables que moderaron la estimación de la prevalencia fueron la presencia de una definición en el instrumento y el número de ítems. Ningún estudio utilizó instrumentos que evaluaran el componente de desbalance de poder del bullying, por lo que es probable que los estudios hayan evaluado el concepto de victimización entre pares. Conclusión: Uno de cada cinco estudiantes mexicanos recibe o realiza bullying o cyberbyllying. Se proponen recomendaciones metodológicas para futuras investigaciones.
Objective. To provide a brief and comprehensive summary of recent research regarding psychological interventions for patients surviving a traumatic brain injury. Methods. A bibliographical search was performed in PubMed, Cochrane Library, PsycNET, Scopus, ResearchGate, and Google Scholar online databases. Analysis included distribution by year of publication, age stage of participants (paediatric, adult), location of the research team, study design, type of intervention, and main outcome variables. Results. The initial search eliciting 1541 citations was reduced to 62 relevant papers. Most publications had adult samples (88.7%). The United States outstands as the country with more research (58.1%); Latin America countries provided no results. Cognitive behavioural therapy (CBT) was the most widely used approach for treatment of (sub)clinical mental disturbances (41.9%). Neuropsychological interventions were scarce (4.8%). Outcome measures included psychiatric disorders (e.g., posttraumatic stress disorder (PTSD), depression, and anxiety) (37.1%), postconcussive symptoms (16.1%), cognitive and functional deficits (48.1%), and social and psychological dimensions (62.9%). Conclusions. CBT outstands as the preferred therapeutic approach for treating behavioural and emotional disturbances. Also, other related therapies such as dialectical behaviour, mindfulness, and acceptance and commitment therapies have been proposed, and probably in the years to come, more literature regarding their effectiveness will be available. On the other hand, evidence showed that interventions from the field of neuropsychology are minimal if compared with its contribution to assessment. Future research should be aimed at performing studies on more diverse populations (e.g., nonmilitary communities and paediatric and Latin American populations) and at controlling designs to examine the therapeutic efficacy of psychotherapeutic and neurocognitive rehabilitation interventions and compare amelioration by injury severity, age of patients, and clinical profile, in the hopes of creating better guidelines for practitioners.
Objective: Summarize the bullying studies in Mexico to estimate the prevalence for both victims and aggressors, both face-to-face and cyberbullying. Method: A meta-analysis of the prevalence was carried out with 27 investigations carried out in Mexico with a random effects model, and its moderators were explored through a meta-regression. Result: The prevalence ranges were from 19 % to 21 % for cyber-victimization, face-to-face victimization and face-to-face aggression, and 11 % for cyberaggression. The variables that moderated the prevalence estimation were the presence of a definition in the instrument and the number of items. Neither study uses tools that evaluate the power imbalance component of bullying, so it is likely that studies evaluated the concept of peer victimization. Conclusion: One in five Mexican students receives or performs bullying or cyberbyllying. Methodological recommendations are proposed for future research.
Introducción: La victimización por pares en las escuelas tiene consecuencias que no solo se ven reflejadas en el área académica de las víctimas sino también en su salud mental. A pesar de la gran cantidad de instrumentos existentes, no existen datos normativos para el diagnóstico de esta problemática a nivel nacional. Método: A través de los datos de la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia con una muestra de 18,839 jóvenes de 12 a 29 años de todo el territorio nacional, se analizó la utilidad y validez de la encuesta para diagnosticar la victimización escolar por pares con normatividad nacional. Resultados: El instrumento ofreció una consistencia interna apropiada (α = .86), y se asoció significativamente con trastornos del dormir, estado de ánimo deprimido y la satisfacción escolar, lo que sugiere una adecuada validez del constructo. Se reportan puntos de corte para realizar un diagnóstico de victimización escolar por pares, y se reporta el instrumento para su uso. Conclusiones. El instrumento obtuvo propiedades psicométricas adecuadas y con una validez consistente con los hallazgos previos, sin embargo, dada su brevedad se recomienda su uso en conjunto con otros instrumentos más detallados.Introduction: Peer victimization in schools has consequences that are not only reflected in the academic area of the victims but also in their mental health. Despite a large number of existing instruments, there are no normative data for the diagnosis of this problem at the national level. Method: Through the data of the Social Cohesion Survey for the Prevention of Violence and Crime realized in 2014 for the National Institute of Statistics and Geography, a sample of 18,839 young people from 12 to 29 years of age all over the Mexican territory was used to develop the instrument. The Questionnaire was validated to diagnose school peer victimization with national normative data. Results: The instrument provided an appropriate internal consistency (α = .86), and was significantly associated with sleep disorders, depressed mood and school satisfaction, suggesting adequate construct validity. Cut-off points are reported for a peer-to-peer victimization diagnosis, and the instrument is reported for free use. Conclusions. The instrument obtained adequate psychometric properties and with a validity consistent with the previous findings, however, given its brevity, its use is recommended in conjunction with other more detailed instruments of school violence, together with tools for exploring the consequences on the mental health of the victims.
The age of onset and the current use of substances are important risk factors to consider in treatment programs with juvenile offenders. A non-experimental study was conducted to determine the relationship between the age of onset and the current use of substances with their associated factors in 53 juvenile offenders. Adolescents prosecuted for sexual offenses, as well as violent offenders, showed a higher starting age compared to other offenses. Furthermore, polydrug use was associated with a higher current consumption of commonly used drugs as well as illegal drugs. For its part, the age of onset was related to commonly used drugs, while previous conflicts were related to illegal drugs. The results are discussed and the need for further research on drug use and juvenile delinquency is suggested.
Objetivo: Determinar factores de riesgo y protección asociados a la edad de inicio del consumo de mariguana y drogas ilícitas en jóvenes mexicanos. Método: Se analizaron datos de 40,366 jóvenes participantes de la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (ECOPRED). Las variables asociadas con la edad de inicio del consumo de mariguana y otras drogas ilícitas fueron determinadas mediante dos modelos de riesgos proporcionales. Resultados: La edad mediana de inicio en consumo de drogas ilícitas osciló entre los 15 y 18 años, mientras que en consumo de marihuana fue de 17 años. En ambos modelos, tener un par consumidor de marihuana fue el factor más fuertemente asociado al inicio de consumo. Discusión: La edad de inicio de consumo revelada en el presente estudio resultó similar a aquella propuesta en investigaciones previas. A pesar de las diferencias de factores en cada modelo, tener un par consumidor de marihuana y el consumo previo de tabaco (variable moderadora) resultaron los factores más fuertemente asociados en ambos modelos.
Objetivo: Identificar cuáles de los ocho factores de riesgo del modelo de riesgo-necesidad-responsividad (RNR) de Andrews y Bonta (2010) son mejores predictores de la conducta delictiva en los jóvenes mexicanos. Método: Fueron seleccionadas variables de la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (ECOPRED, 2014) que presentaran relación con los ocho factores de riesgo, las cuales fueron sintetizadas mediante un análisis factorial. Posteriormente, se llevó a cabo una regresión logística binaria, la variable de respuesta fue haber tenido o no un arresto policial en lo que iba del año, lo cual permitió generar un modelo con mejor capacidad para predecir si los jóvenes presentarían arrestos. Resultados: En el modelo generado interactúan cinco de los ocho factores de riesgo: historial de conducta antisocial, asociación criminal, abuso de sustancias, pobres relaciones familiares, y problemas en el trabajo y la escuela. Discusión: Los resultados obtenidos coinciden con estudios realizados en otros países, en los que los ocho factores del modelo RNR no siempre se presentan en población juvenil, ya que existen factores (como la edad, la cultura, el sexo o la geografía) que interactúan con las variables, provocando el aumento o la disminución de su influencia en la conducta delictiva.
Muchos instrumentos de bullying no evalúan los tres componentes teóricos que lo conforman; y solo algunos instrumentos abordan el desbalance de poder. México no es la excepción. Es por ello que el propósito de este estudio es validar el California Bullying Victimization Scale (CBVS) en una muestra de estudiantes universitarios de México, al ser un instrumento que sí contempla todos sus componentes. Participaron 1116 estudiantes universitarios mayores de 18 años. Se aplicó la versión en español del CBVS junto al cuestionario de agresión reactiva y proactiva, el Inventario de Depresión de Beck y la Escala de Malestar Psicológico de Kessler. Se analizó la confiabilidad, y su estructura, así como pruebas de asociación entre el CBVS y las otras escalas. El instrumento presentó una confiabilidad alta según el alfa de Cronbach y omega de McDonald. Se encontró una estructura bifactorial, que agrupa los reactivos en violencia directa e indirecta. El instrumento presentó evidencia de validez de constructo al tener asociaciones con la agresión, la satisfacción académica, la ansiedad y el malestar psicológico. El instrumento presentó propiedades psicométricas adecuadas tanto de confiabilidad como de validez, y la estructura del test es consistente con la teoría de agresión directa e indirecta del bullying.
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