Introducción y objetivo: La trisomía 21 es la alteración cromosómica más frecuente que a consecuencia del incremento experimentado en su esperanza de vida, requiere unos cuidados más especializados. Las manifestaciones de la esfera ORL representan un foco dominante de morbilidad. Los problemas auditivos son más habituales que en el resto de población, pudiendo mediatizar la evolución educativa y social, afectando su calidad de vida. El objetivo de este trabajo ha consistido en analizar los resultados del seguimiento otológico y auditivo de los niños con síndrome de Down (SD), evaluados en el Servicio de ORL del Hospital Clínico Universitario de Valladolid (HCUV). Método: Estudio longitudinal prospectivo/retrospectivo de 83 niños con SD que acudieron a consulta de hipoacusia infantil entre los años 1993 y 2021.Resultados: Detectamos un 66% de malformaciones de oído externo. La patología de oído medio estuvo presente en el 93%. Se objetivó hipoacusia en el 61%, siendo bilateral en el 78%. El 87% de las diagnosticadas, son de grado leve/moderado y el 6% profundo. La hipoacusia mixta fue el tipo más frecuente, seguida de la neurosensorial. Se realizó cirugía ORL al 62%, destacando la adenoidectomía. Discusión: El seguimiento ORL recomendado para los niños con SD resulta una tarea difícil de organizar, donde se impone desarrollar una planificación específica, que lo haga posible en nuestro sistema público de salud. Conclusiones: Dada la frecuencia e importantes repercusiones de las alteraciones auditivas en los niños con SD, es fundamental la identificación precoz y el seguimiento indefinido, para intentar favorecer su correcto desarrollo.
Introducción y objetivo: La trisomía 21 es la alteración cromosómica más frecuente. Los avances terapéuticos han conducido a un incremento de la esperanza de vida, que implica unos cuidados más especializados. Las manifestaciones de la esfera ORL son un foco dominante de morbilidad en los niños con Síndrome de Down (SD). Los problemas auditivos son más habituales que en el resto de población, pudiendo mediatizar la evolución educativa y social, afectando su calidad de vida. El objetivo de este trabajo consiste en analizar los resultados del seguimiento otológico de los niños con SD estudiados en nuestro Servicio de ORL, durante los últimos 29 años. Método: Estudio prospectivo/retrospectivo del registro que realizamos en el Servicio ORL del HCU de Valladolid, de los 83 niños con SD que acudieron a consulta desde 1993 a 2021 y de los datos introducidos tras una revisión actual de sus historiales. Resultados: El 63% de los niños estudiados con SD fueron varones, 77% con menos de 5 años de edad y procedentes en el 88% de Valladolid y provincia. El 19% nacieron en nuestro hospital y un 29% se perdió durante el seguimiento. Detectamos un 66% de malformaciones de oído externo. La patología de oído medio estuvo presente en el 92%. Realizamos pruebas auditivas al 93% y un 60% tenía hipoacusia, bilateral en un 78% y de grado leve/moderado en el 87% (8% profunda). Un 39% de las hipoacusias fue de tipo neurosensorial. La adaptación protésica con audífonos se llevó a cabo en el 48% de los niños con hipoacusia; recibiendo un 11% una prótesis osteointegrada y un 4% un implante coclear. Se realizó cirugía ORL al 62%, destacando en frecuencia, la adenoidectomía y la colocación de drenajes transtimpánicos. Discusión y conclusiones: El seguimiento ORL recomendado para los niños con SD resulta una tarea difícil de organizar. Se suman además otros obstáculos inherentes al SD, como la discapacidad intelectual, las dificultades en la exploración, el carácter fluctuante de la hipoacusia, unos peores resultados en el tratamiento médico/quirúrgico, que se acompaña de mayor morbilidad y con unas indicaciones en ocasiones, enfrentadas en la literatura… y unos padres que se cansan de tantas visitas y de la cronicidad de los procesos. Dada la frecuencia de patología ORL en el niño con SD y de las repercusiones que puede tener en su evolución, consideramos necesario este seguimiento, pero se impone el reto de desarrollar una planificación específica, que lo haga posible en nuestro sistema público de salud.
Introducción: Menos del 1% de los tumores malignos son sarcomas, de ellos el 40% son liposarcomas, que se localizan en un 2% en cabeza y cuello. El subtipo “liposarcoma pleomórfico”, caracterizado por su alto grado de malignidad, capacidad de invasión, metástasis y recurrencia, es excepcional. Presentamos un caso clínico, destacando la importancia del tratamiento quirúrgico precoz. Material y métodos: Varón de 70 años, que consulta por haberse notado un bulto en el cuello hace 3 días. La exploración física revela la presencia de una tumoración látero-cervical izquierda, localizada por debajo del esternocleidomastoideo (área III), móvil, elástica y no dolorosa. Resto de la exploración ORL normal. Resultados: La ecografía cervical muestra una ecogenicidad heterogénea y la resonancia magnética evidencia una voluminosa masa cervical izquierda, única, de 8x4x4,5 cm, profunda al esternocleidomastoideo y superficial al eje vascular de composición mixta. El estudio citológico mediante punción con aguja (PAAF), objetiva la presencia de células tumorales malignas. Tras la extirpación por cervicotomía, el diagnóstico anatomo-patológico concluye que se trata de un liposarcoma de tipo mixto. Radioterapia posterior. 4 años libre de tumor. Discusión: El liposarcoma de cuello predomina en adultos, con una edad media de 46 años y predilección por el sexo masculino. Se clasifica, desde el punto de vista histológico, en varios subtipos, basándose en la actividad mitótica y grado de necrosis y de diferenciación, siendo la mayoría de los liposarcomas de cabeza y cuello, bien diferenciados. El pleomórfico, uno de los más indiferenciados, es excepcional, con una supervivencia media del 50% a los 2 años. Como en nuestro paciente, las técnicas de imagen no son concluyentes para el diagnóstico de malignidad y el aspecto encapsulado del liposarcoma, puede confundir. En cuanto al pronóstico, se valora la histología, la localización, el tamaño y el tipo de tratamiento. Los mejores resultados terapéuticos se obtienen con la cirugía. La radioterapia estaría indicada en los tumores más indiferenciados, con márgenes afectados, de gran tamaño y de localización profunda, pero por su rareza, la literatura no estratifica qué tipo de pacientes se beneficiarían de un tratamiento multimodal. Conclusión: El liposarcoma pleomorfo es una neoplasia excepcional, de difícil diagnóstico clínico y de mal pronóstico, por lo que, ante una masa cervical de consistencia firme y crecimiento progresivo, se debe indicar un tratamiento quirúrgico precoz, que puede marcar la diferencia en cuanto a los resultados y la esperanza de vida del paciente.
Introducción y objetivo: El 5 de febrero de 2021 comenzamos en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid a realizar electrocauterización ambulatoria de epistaxis mediante aspirador-coagulador monopolar y visión directa con endoscopio rígido. Hasta el 31 de diciembre de 2021 se habían electrocauterizado 42 pacientes. El objetivo de nuestro estudio es comprobar si tras la implantación de electrocauterio se han reducido el número de ingresos por epistaxis, así como el número de pacientes que requieren tratamiento quirúrgico e intentar predecir los factores de riesgo de resangrado. Método: Estudio retrospectivo observacional longitudinal. Se ha realizado una base de datos con los pacientes electrocoagulados hasta el 31 de diciembre de 2021 en la que se han recogido los factores de riesgo, si han sido taponados y el motivo del taponamiento, los resangrados, cuántos fueron ingresados y cuántos requirieron tratamiento quirúrgico. Se han recogido el número total de epistaxis que ha acudido a Urgencias entre el 5 de febrero y el 31 de diciembre de 2021, de 2020 y 2019. También el número de pacientes ingresados por epistaxis entre el 5 de febrero y el 31 de diciembre de 2021, de 2020 y de 2019. Resultados: El 95% de las epistaxis han sido unilaterales, 90% anteriores y 81% septales. El 62% tenían algún tipo de tratamiento antiagregante o anticoagulante. De los electrocauterizados ha habido un 31% de resangrados y un 31 % de taponamientos. Existen 5 veces (IC 3-10) más posibilidades de resangrar tras ser tratado con taponamiento que con electrocauterización. Ni el tratamiento antiagregante ni el anticoagulante aislados aumentan los resangrados ni las necesidades de taponamiento, pero sí los aumenta el tratamiento conjunto con antiagregantes y anticoagulantes. El número de ingresos se ha reducido un 15% respecto a 2020 y 45.7% respecto a 2019, siendo esta reducción estadísticamente significativa (p >0.001). Los tratamientos quirúrgicos han disminuido un 50% respecto a 2020 y 66.6% respecto a 2019, siendo estadísticamente significativo (p<0.001). Un 64% de los pacientes electrocauterizados no han requerido taponamiento ni han resangrado. Discusión: La realización de electrocauterización requiere poseer materiales y medios específicos, requiere más tiempo y más personal que el tratamiento clásico con taponamiento. Por otro lado, ha demostrado reducir los resangrados, la necesidad de taponamiento en un amplio porcentaje de pacientes, los ingresos y la necesidad de tratamiento quirúrgico. Por ello, lo consideramos una técnica rentable tanto económicamente como para el paciente. Conclusiones: La electrocauterización de epistaxis de manera ambulatoria es una técnica que ha demostrado ser rentable además de mejorar la calidad asistencial con respecto a los pacientes y que, con la adquisición de unos medios básicos, podría incorporarse a la cartera de servicios de la amplia mayoría de los servicios de Otorrinolaringología.
Introducción y objetivo: Existe una gran variedad de colgajos cutáneos empleados en la reconstrucción de defectos quirúrgicos faciales tras la extirpación de grandes tumores, sin embargo la elección del más adecuado debe ser cuidadosa para lograr una buena recuperación estética y funcional. Se pueden clasificar según el método de transferencia o por su vascularización, sin embargo, hay autores que los clasifican en función de su utilidad en cada una de las distintas unidades estéticas faciales. De esta forma, podremos disponer de colgajos giratorios (rotación, transposición o interpolación), de avance (con pedículo único, bipediculado o en Y-V) o colgajos en bisagra. Dentro de las unidades estéticas faciales, nos centraremos en la mejilla, en concreto en la parotídea. Los defectos en esta zona pueden variar en profundidad y hacerlos coincidir con el contorno del tejido circundante supone un desafio. El cierre de primera intención a través de las líneas de tensión con la piel relajada es la opción reconstructiva más simple para defectos pequeños, sin embargo, defectos medianos y grandes requieren la cobertura de un colgajo local. Método: Presentamos tres casos de reconstrucción con colgajos de avance tras parotidectomías ampliadas. El primero de ellos se trata de una mujer de 78 años con una tumoración parotídea derecha de aproximadamente 7 cm que infiltra tejido celular subcutáneo, piel, masetero y arteria carótida externa ipsilateral con diagnóstico histológico de carcinoma epidermoide de parótida. El segundo, se trata de un varón de 84 años con tumoración pétrea parotídea izquierda, exteriorizada y fistulizada de aproximadamente 5 cm, que infiltra CAE cartilaginoso, VII par izquierdo, músculo temporal, apófisis cigomática izquierda, carótida derecha y hueso timpanal ipsilateral. La tercera, se trata de una mujer de 79 años con antecedente de parotidectomia superficial por carcinoma adenoide quístico con nueva tumoración de 3 cm que infiltra piel. Resultados: En todos los casos se realizaron parotidectomias ampliadas, con vaciamiento cervical funcional ganglionar izquierdo y exéresis de CAE cartilaginoso en el segundo caso. Debido a la extensión del tumor, en este caso, fue necesaria la desperiostización de la apófisis cigomática llegando casi hasta la fosa infratemporal, donde se comprobó la infiltración tumoral de periostio cigomático-temporal. Los dos primeros casos precisaron la ligadura de la arteria carótida externa, maxilar interna y temporal superficial. La reconstrucción del defecto facial se llevo a cabo con colgajos de rotación. El postoperatorio fue favorable, manteniendo el colgajo buen aspecto. Los dos primeros casos fueron tratados con radioterapia adyuvante con buen control de la enfermedad. Discusión y conclusiones: Debemos conocer las opciones de reconstrucción facial con colgajos locales para resecciones de lesiones amplias en las que no sea posible estéticamente o funcionalmente un cierre directo. Deberemos de tener en cuenta las características de la piel donde se encuentra el defecto y de la región donante.
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