I. INTRODUCCIÓNLa tesis central de este artículo es que una dificultad para encontrar solución al conflicto entre Argentina y Uruguay, alrededor de la instalación de fábricas de celulosa a orillas del Río Uruguay, se debe a un 'vacío de poder'. Esto se expresa por la inexistencia de actores legítimos definiendo un 'bien común', tanto a nivel nacional, como regional. Por cierto que no es la primera vez que se dan este tipo de enfrentamientos, ni son un patrimonio del Cono Sur, o América Latina en general. Sin embargo, tanto la forma que ha tomado este conflicto (internacional), como algunos de los actores involucrados (movimientos sociales), dan lugar a reflexiones y preguntas en torno a un nuevo tipo de contexto, que requiere un formato distinto de soluciones. Consideramos que un paso en este sentido es el reconocer que estamos ante una nueva realidad en lo que respecta a formas de articulación de la sociedad civil, en formas de interacción entre estado y ciudadano, así como entre naciones y estados. Esto implica el reconocimiento de que los estados-nacionales cada vez tienen más dificultades de, por si solos, resolver las demandas de sus ciudadanos. También implica el buscar soluciones estructurales, que vayan más allá de 'lo nacional', buscando nuevas formas de 'ciudadanía'. Nuestras reflexiones sobre esto se harán a partir de un estudio de los cambios en la interacción entre movimientos sociales y partidos políticos en Uruguay.
II. ALGUNOS APUNTES TEÓRICOSEn una publicación anterior a este conflicto, Hochstetler (2003:215) proféticamente señalaba que para los países del MERCOSUR, el problema transfronterizo más obvio es la cantidad de ríos compartidos por los países de la región. Una conclusión relevante de su trabajo, fue constatar lo poco que se sabe sobre el impacto que el MERCOSUR ha tenido y tendrá a nivel de la sociedad civil, haciendo la pregunta clave de: ¿qué significa la