El presente ensayo está destinado a abordar ciertas costumbres, hábitos e instituciones de la sociedad americana del siglo XIX que para Tocqueville constituían pilares importantes de la exitosa experiencia democrática de América, en línea con sus raíces puritanas provenientes desde la misma fundación de Nueva Inglaterra. A este respecto, sostenemos que es difícil realizar una lectura adecuada de la democracia americana que prescinda de los dogmas y doctrinas teológicas abrazadas por sus ciudadanos. Para fundamentar nuestro punto de vista, pretendemos trazar algunos paralelos teóricos entre ciertas doctrinas bíblicas propias del cristianismo puritano y ciertas formas de entender la organización política presentes en la cultura norteamericana. A estos efectos, en primer lugar hablaremos sobre cómo el pacto social puritano, que entiende que toda comunidad está conformada por un conjunto de personas unidas inevitablemente entre sí por su nacimiento, da origen –en alguna medida- a la centralidad del espíritu asociativo americano. Luego, trataremos lo relativo al pacto político y cómo los puritanos concebían esta relación como un contrato compuesto por obligaciones y derechos respecto del poder político y los ciudadanos. Finalmente hablaremos sobre la necesaria separación de los dos focos de autoridad más importantes de la época puritana y aun tocquevilliana: la Iglesia y el Estado.