“…En este sentido, son de destacar las publicaciones en las que se ha hecho referencia a la utilidad del DFH ya sea la detección de maltrato y abuso infantil (Abreu & Vanja, 2006;Aldridge et al, 2004) para la detección y posterior intervención en el alivio del dolor, el estrés y ansiedad en niños hospitalizados (Kortesluoma, Punamäki & Nikkonen, 2008;Unruh, McGrath, Cunningham, & Humphreys, 1983); para detectar factores de riesgo de tipo emocional (auto-aislamiento, pobre controles internos, timidez, etc.) que podrían influir en el desarrollo de problemas de aprendizaje (Zambrano Sánchez, Martínez Wbaldo & Poblano, 2010); para verificar cambios a nivel emocional en pacientes con enfermedad orgánica (Mota, Neri, López & Lugo, 2011); para obtener signos de depresión o ansiedad en población infantil (Hamrin & Pachler, 2005;Kohn, 2002;Murphy, 2004;Tielsch & Jackson Allen, 2005); para identificar la relación entre aspectos emocionales y la ansiedad y los miedos autorreportados en niños (Carrol & Ryan-Wenger, 1999); o para verificar si se observan diferencias en la presentación de indicadores emocionales según variables sociodemográficas (Brizzio, López, Luchetti & Grillo, 2011;Elif Daglioglu & Umit Deniz, 2010;Kern & Moreno, 2010;Özer, 2009).…”