“…Una estructura social patriarcal, desde una postura totalmente feminista, significa que realiza opresión sobre las mujeres en específico, pero, desde una perspectiva de género, esta dominación procede desde plataformas de privilegio que dictan los estándares de comportamientos, relaciones, formas de pensar, actuar sistematizadas, que ponen en desventajas a los hombres y mujeres en su diario convivir (Cárdenas, 2016;Salgado & Sacristán, 2013). La Universidad como estructura social, no está exenta de replicar estas formas de interacción, convirtiéndose en reproductor ideológico basado en ideales de falsa neutralidad y supuesta imparcialidad, favoreciendo así, prácticas de simulación, competencia desleal, sabotaje y lo que sea necesario con tal de llegar a la meta esperada (Gaete, Álvarez & Ramírez, 2019;de Pinho & Santos, 2017). Por ello, este tipo de trabajos configuran una oportunidad dialógica para reconstruir entre las voces de la experiencia femenina y la vida profesional docente, por y en un espacio androcéntrico, que pretende ser universal.…”