“…En todos estos casos hay comprensión de la actividad, posibilidad de opinar, toma conjunta de decisiones, aporte organizativo y, en general, un despliegue de las capacidades infantiles en la proposición, planeación y ejecución de un proyecto. Esta propuesta es retomada ampliamente cuando se analiza la participación de niños, niñas y adolescentes en proyectos sociales (Cofré, 2011;Cussiánovich & Márquez, 2002;Lansdown, 2005a, b;Osorio, 2003;Pires & Branco, 2007;Novella, 2001). Trilla y Novella (2001) proponen otra tipología con cuatro clases de participación: simple (observar o ejecutar una actividad sin tomar parte en la planificación de lo que se va a hacer y cómo se va a hacer); consultiva (plantear apreciaciones sobre el proyecto en cuestión, lo dicho puede ser que se tome en cuenta o no, pero en todo caso se consul-ta); proyectiva (tomar parte activa en la definición, planeación, ejecución y evaluación del proyecto), y metaparticipación (solicitar o generar espacios para participar, esta es propia de quienes sienten que su derecho no está siendo reconocido).…”