“…A partir de una influencia principalmente vygotskyana, el habla interior se ha estudiado con un importante énfasis en el control del pensamiento y la autorregulación. Por ejemplo, diferentes estudios se han centrado en explorar el rol que cumpliría el lenguaje interior en la resolución de problemas, específicamente de niños y adolescentes frente a problemas lógico-matemáticos (Damianova et al, 2012;Dasilveira & Gomes Barbosa, 2012;Roberts, 1979;Villagrán, Navarro, López, & Alcalde, 2002); el papel que tendría en la capacidad de ejecutar planes y tomar decisiones (Baddeley & Hitch, 2000;Lidstone, Meins, & Fenyhough, 2010); el rol en la lectura, la comprensión y la memoria (Abramson & Goldinger, 1997;Baddeley & Hith, 1974;Larsen, Schrauf, Fromholt, & Rubin, 2002;Sokolov, 1972); la neuroanatomía del lenguaje interior y las zonas cerebrales involucradas (Girbau, 2007;Morin, 2005;Morin & Hamper, 2012); el habla interior y su función en el desarrollo de múltiples self (Bakthin, 1981(Bakthin, , 1984Hermans & Dimaggio, 2004;Hermans & Hermans-Konopka, 2010), entre otros. Finalmente, existen trabajos que han intentado completar el modelo teórico del fenómeno del lenguaje interior, evidenciándose en algunos de ellos un intento por abordar, a nivel teórico, otras posibles funciones del fenómeno diferentes a la resolución de problemas y control del pensamiento (Cresswell, 2013;Fossa, 2017;Rosenthal, 2012).…”