Las formas de desarrollar propuestas de cine documental latinoamericano se han transformado a lo largo de los años en Latinoamérica en del cine político de los 60 y 70. El cine imperfecto, del cubano García Espinosa; la estética de la violencia y el hambre, del brasileño Glauber Rocha; o el tercer cine argentino, promovido por Fernando Birri, fueron algunas de las garantes del cine latinoamericano que se han convertido en un bastión crítico y reflexivo de sus comunidades en el siglo XXI. Pese a ello, en el ámbito político, en la mayoría de las películas actuales no es lo principal; un cine más cultural, experiencial y estético lo ha reemplazado.
Sin embargo, los elementos políticos que se presentaron en el discurso de cine documental de los años 60 y 70 nunca desaparecieron, solo se transformaron basados en las necesidades del contexto de cada país. Y se ha logrado, con proyectos relacionados a los nuevos medios, desarrollar de manera innovadora la perspectiva presentada en el cine político del siglo XX. En el presente texto se muestran dos propuestas de la manera en que ese cine se ha establecido en el nuevo documental y posteriormente, gracias a las nuevas tecnologías, en el documental interactivo del siglo XXI, siendo las nuevas formas de consolidar ese cine político. Como caso de estudio se referencia la propuesta de documental interactivo Quipu (2015), que refiere los hechos ocurridos en relación con las esterilizaciones forzadas en los '90 en Perú, y el reciente transmedia del informe de La Comisión de la Verdad (2022) en Colombia, mostrando elementos críticos y relacionados a propuestas realizadas por su propia gente en contexto, característica del cine político latinoamericano del siglo XX en su desarrollo y, por tanto, reconociendo la evolución del documental de este tipo en América Latina.