“…El impacto de esta política federal de microcréditos ha sido analizada por diversas investigaciones (Arellano-Gault et al, 2006;Bustos-Villegas, 2010), así como las iniciativas estatales y municipales de programas de microfinanzas (Varela-Zuñiga, 2007;Tuñón-Pablos et al, 2007;González-Martínez y Basaldúa-Hernández, 2009; Sampayo-Paredes y Hernández-Romero, 2009;Millán-Valenzuela, 2009;Medina-Núñez y Florido-Alejo, 2010). Otros autores evalúan a las entidades no gubernamentales y a otras iniciativas que promueven el microcrédito (Cotler-Ávalos y Rodríguez-Oreggia, 2010; Esquivel-Martínez, 2010; Vázquez-Jiménez, 2012; Delalande y Paquette, 2007) y otros más evalúan el impacto de los microcréditos que otorga una Institución de Asistencia Privada (IAP), el Centro de Apoyo al Microempresario (CAME) (Zapata-Martelo et al, 2004a;2004b;2004c), así como la relación entre microcréditos y pobreza femenina (García-Pinar, 2012;García-Horta et al, 2014).…”