“…Finalmente, los cuerpos de las mujeres, en general, son objeto de deseo, y en particular el de las migrantes, ya que las distintas anatomías, el color de la piel, resultan un polo de atracción, como también marcan la diferencia (Echeverría, 2018). Cuerpos que son usados por otros como negocio para lucrar (Ruiz, 2017), cuerpos que a través de su folclorización sirven para vender (Pérez, 2017), cuerpos que sirven para producir (Miranda, 2019;Lara et al, 2021), cuerpos que se transgreden a través del tiempo (Linardelli, 2021). Demuestran la constante exposición, vulneración y riesgo que deben vivir las mujeres que deciden migrar.…”