“…De este modo, no se pueden considerar del mismo modo todos los conjuntos de vasos incluidos en el gran grupo general: los lécitos de figuras negras de principios de siglo V a.C., atribuidos al Grupo de Hemón -con escenas de máscaras dobles de Dioniso suspendidas en una evidente columna, alrededor de la cual danzan sátiros y bacantes-; los vasos para beber, escifos y copas, también de figuras negras cercanas al grupo de los lécitos; el grupo de vasos de figuras rojas para el consumo del vino, y el grupo de estamnos de figuras rojas fechados en torno a la mitad del siglo V en adelante, casi todos ellos atribuidos a un mismo pintor o a su círculo -en este caso al del Pintor de Villa Giulia-que forman un grupo bastante homogéneo, en el que el 6 R. Hamilton considera que nunca se han tratado sistemáticamente como un corpus y que las identificaciones se basan en la definición de la identidad de las mujeres para hablar de Leneas, o de la presencia del vino para hablar de Antesterias. No obstante, él sigue considerando que todos los vasos que se pueden unir bajo la idea de la presencia de la máscara de Dioniso -en su estudio de forma concreta los lecitos de figuras negras y los estamnos de figuras rojas, vide infra notas 8 y 10)-siguen formando un corpus que se debe estudiar de forma sistemática (Hamilton 2003: 49-50) Como ya hemos adelantado, el estudio más detenido y completo de conjunto de los vasos, y donde se establece el corpus más amplio, realizado por F. Frontisi-Ducroux (1991), lleva como título Le dieu-masque. En un trabajo más reciente, la misma autora, que ha vuelto recurrentemente a plantear cuestiones en relación con las escenas, generalmente centradas en la figura del dios y su función, cuestiona la realidad de la imagen artificial y su relación con el culto (Frontisi-Ducroux 2014).…”