“…El consumo de alcohol y otras drogas es una problemática que afecta de forma directa al desarrollo emocional, psicológico, comportamental de la población en general; sin embargo, se ha encontrado mayor impacto en la adolescencia e inicios de la juventud por los componentes propios del desarrollo y las características de personalidad predisponentes como: antecedentes de consumo familiar, situaciones de maltrato, violencia y abandono (Pérez et al, 2018;Rial et al, 2020;Soriano y Jiménez 2022;Méndez et al, 2018); es así que, los principales efectos del consumo de alcohol y drogas en la juventud son: problemas en el desarrollo neuropsicológico, alteración en las funciones mentales como la atención, concentración, memoria, afectación del estado de ánimo, ansiedad, depresión, ideación y riesgo suicida, mayor prevalencia de contagio de enfermedades de transmisión sexual, conductas adictivas a redes sociales en especial en quienes carecen de redes de apoyo familiar, social y comunitario (Navarro et al, 2018;Palacios y Álvarez, 2018;Picado y Sánchez 2020), estos efectos pueden generar trastornos de personalidad asociados al consumo de sustancias, que provocan la pérdida de funcionalidad en las áreas personal, social y familiar (Cruz, Gómez y Rincón, 2017;Scopetta, Avendaño y Cassiani, 2022).…”