“…Es de vital importancia resaltar, en este sentido, la presencia de unas voces femeninas que luchaban por reivindicar su lugar en el ámbito de las letras, cuyo papel fue esencial a la hora de configurar el panorama poético del siglo XX en nuestro país, pese al silencio al que han estado abocadas durante tanto tiempo. El espíritu institucionista, que trató de dar su sitio a la mujer en los distintos ámbitos del saber, quedaría pronto apagado por un régimen dictatorial que, desde la Sección Femenina, retomaría para ella el papel de madre y esposa en el seno de la familia católica, recogiendo el modelo de Fray Luis de León (Bosch Fiol y Ferrer, 2004;Rabazas Romero y Ramos Zamora, 2006;Quiles Cabrera, 2009;Del Rincón, 2010;Narváez Alba, 2019). De ahí el éxito que alcanzaron durante la dictadura obras nacidas antes, pero recuperadas en ese momento, como Flora o la educación de una niña que, aunque escrito en 1881−curiosamente por una mujer, Pilar Pascual de San Juan y por encargo− se siguió reeditando hasta mediados del siglo XX; o La buena Juanita, obra que adaptó al contexto de la niña española Saturnino Calleja a partir del texto de Pasquale Fornari (1876); o La niña instruida de Victoriano Ascarza (1927), que como las anteriores ofrecía un modelo de mujer educada para el ámbito del hogar y el recato propio de los valores morales de la época.…”