“…El papel de la ficción en el filme no es el de la evasión, sino que construye una «ficción documental» (Rancière, 2001) que genera correspondencias con su presente. Mediante una serie de signos culturales y políticos que se tensan con un contexto de descolonización, la película reensambla escenas de género en comunidades tradicionales -respondiendo a una lógica representacional y documental-con reencadenamientos de corte irracional (Deleuze, 1985) explorando nuevas formas de identificación cultural (Chérel, 2015) no sujetas a identidades políticas previamente constituidas ni a formatos visuales previsibles. Este entrelazamiento genera una imagen-tiempo (Deleuze, 1985) que no conserva, sino que crea una memoria (Rancière, 2001) sensible de un contexto en plena transformación.…”