“…Junto a estas enfermedades, la desnutrición y otras relacionadas con la alimentación, son denominadas malnutrición infantil y son la consecuencia de múltiples factores sociales, psicológicos, conductuales y económicos (Development Initiatives Poverty Research [DIPR], 2020), desde el primer año de vida, la adquisición de hábitos nutricionales son un punto clave para el desarrollo de gustos por los alimentos y el modo de consumirlos de allí que la interrelación madre e hijo tiene un impacto de por vida para la regulación del apetito y el desarrollo de la obesidad puesto que se establece un determinado estilo de vida (Da Cruz-Della-Torre et al, 2022). Según el informe de la nutrición mundial (2020), en la actualidad una de cada tres personas padece sobrepeso y obesidad y las actividades preventivas desarrolladas a lo largo de los últimos años son poco efectivas, lo que limita a alcanzar las metas mundiales establecidas para el año 2025 (DIPR, 2020); sin embargo, sigue siendo un desafío para la humanidad debido a que casi una cuarta parte de los niños menores de 5 años sufren retraso en su crecimiento y desarrollo, pese a los esfuerzos y las estrategias desarrolladas, a la fecha, no se logra modificar los hábitos alimenticios (World Obesity Federation [WOF], 2021) La práctica alimentaria si bien representa la interacción entre padres e hijos, la madre cuidadora tiene la responsabilidad de elegir los alimentos que consumen los menores, si tienen capacidad limitada para entender las consecuencias que puede generar conductas alimenticias que generan desordenes en la nutrición que los influencian hasta la adultez (Mazza et al, 2022, p. 2) es importante que ellas tengan conocimientos sobre la alimentación balanceada para el cuidado del niño (Molina et al, 2021, p. 2); otros factores que influencian son las creencias, estigmas, vivencias que inciden en forma positiva o negativamente en la salud alimentaria del infante (Smith et al, 2020, p. 357), en ciertos grupos generan resistencia a las recomendaciones de los profesionales de salud (Giacoman et al, 2021); además, es muy frecuente que alteren inconscientemente la percepción de la imagen corporal de sus hijos dentro de su concepto de sobrepeso y obesidad (Limón, 2023), pueden cambiar la situación cuando adquieren nuevos conceptos que les permita tener una conducta alimenticia saludable (Koivumaki y Jallinoja, 2023). El reporte mundial del 2022 indicó que 4.2 millones de niños menores de 5 años padecían sobrepeso u obesidad, siendo la región de las Américas de mayor prevalencia (UNICEF, 2023), en Latinoamérica, en el 2019, en los menores de 5 años llegaron al 7,5% y para el 2020 los países con mayor prevalencia fueron: Ecuador y Chile con el 9,8%, (UNICEF, 2021, p. 12 y 13).…”