INTRODUCCIÓNEl Cerro de la Cruz es un farallón rocoso de 952 m de altitud que se encuentra en las estribaciones orientales de las sierras subbéticas, al sur de la provincia de Cór-doba. Se sitúa en el extremo oriental de la depresión Priego-Alcaudete, parte de la cual se domina visualmente desde la cima.Se trata de un emplazamiento ( Fig. 1) paradigmáti-co para la ubicación de un poblado protohistórico: sus vertientes septentrional y occidental presentan pendientes muy pronunciadas, mientras que las pendientes sur y este son más suaves, permitiendo la edifi cación en una superfi cie de hasta unas cuatro hectáreas, y accesibles para personas,acémilas e incluso vehículos. Con todo, según M. Zamora, el poblado del Cerro de la Cruz se situó en un emplazamiento «de condiciones secundarias (no óptimas) para el desarrollo del hábitat humano» (Zamora, 2010, 61), por su localización en un sitio escarpado de difícil acceso y su lejanía de tierras de cultivo. Por su visibilidad relativamente limitada hacia el sur y este) se convierte en un emplazamiento de «segunda categoría» en este aspecto. No obstante, es reseñable la proximidad del poblado a la ribera del río Almedinilla lo que facilitaría, no sólo el acceso al agua potable de manera permanente, sino también a diversos vegetales, como las cañas que crecían en sus márgenes, y que fueron utilizadas para la construcción del poblado. A ello dedicaremos las páginas siguientes. El enclave es el emplazamiento de un destacado yacimiento arqueológico que ha revelado importantes vestigios del período Ibérico Tardío, además de evidencias de otra fase de ocupación de época medieval emiral islámica y otra durante la Guerra Civil de 1936-39 (Muñiz y Quesada, 2010).La historia de las excavaciones se remonta a 1867 con una primera expedición llevada a cabo por D. Luis Maraver y Alfaro (Quesada, Moralejo y Kavanagh, 2010, 31-49). Cabe reseñar, sin embargo, que, tanto las campañas de 1983 a 1985, como las llevadas a cabo entre 2006 y 2014, han sacado a la luz uno de los testimonios más representativos del último período de la Cultura Ibérica en Andalucía. Los resultados de las fases de los trabajos arqueológicos en el Cerro de la Cruz están detallados en diversas publicaciones recientes (Vaquerizo, 1990; Muñiz y Quesada, 2010; Quesada, Muñiz y López, 2014).En los trabajos de las dos últimas décadas, los úni-cos bien documentados, se han excavado más de mil metros cuadrados, con una gran área central en la ladera meridional del Cerro, de donde proceden los restos que estudiamos aquí (Fig. 2). Corresponden a un poblado de mediados del s. II a.C., destruido por un incendio generalizado e intencionado, como demuestran los cadáveres mutilados o aplastados por escombros localizados en diversos puntos del área excavada (López Flores, 2010). Las estructuras constructivas, excepcionalmente bien conservadas en muchos puntos, refl ejan una urbanística desarrollada con manzanas grandes cuya concepción y distribución sólo puede obedecer a la iniciativa de un poder organizado con una rigurosa planif...