“…Aunado a lo anterior, la comunicación con la sociedad también se ha vuelto complicada por la falta de conciencia de riesgos y la gravedad de las Enfermedades Prevenibles por Vacunación (EPV) así como, por la difusión en las redes sociales de noticias falsas sobre la inocuidad y la eficacia de las vacunas (3)(4)(5)(6)(7)(8)(9) . Debido a estos acontecimientos existe el riesgo de aumento de brotes de EPV, por lo cual, el personal del área de la salud especialmente enfermería, al ser responsable de la ejecución de programas de vacunación en varios países, debe diseñar estudios para generar conocimiento y difundir que las vacunas son como cualquier medicamento probado antes de su comercialización y uso en la población que es susceptible a causar mínimos efectos secundarios o Eventos Atribuibles a la Vacunación o Inmunización (ESAVI), no obstante, el beneficio individual y colectivo es muy superior a los supuestos riesgos (9) . De acuerdo con algunos estudios (3)(4)(5)(6)(7)(8)(9) , la negativa de los padres a que sus hijos sean vacunados se centra en factores valóricos, falta de información, una profunda desconfianza frente a las instituciones de salud, desconocimiento de los padres en cuanto a las vacunas, así como sus beneficios, lo cual dificulta la toma de decisiones sobre la vacunación de los niños y, en consecuencia, se cree que la vacunación es obligatoria por parte de las autoridades, motivado por intereses particulares.…”