“…La participación infantil genera condiciones y actitudes favorables hacia la formación de sujetos activos, propositivos y ocupados del bien común; posiciona al niño y a la niña como sujetos activos en la toma de decisiones, permite que sus ideas y perspectivas aporten a mejorar las condiciones de su entorno(Verano, 2017). En tal sentido, se hizo indispensable precisar la participación como la posibilidad que tuvo la comunidad de reconocer la perspectiva infantil, de dejar en evidencia la lectura que hacen del mundo y los aportes para superar problemas en los que directamente están involucrados(Alvarado et al, 2015), como lo es el bullying.En tal sentido, la participación infantil se posicionó como la posibilidad de un diálogo entre pares, en el que las subjetividades infantiles encontraron lugares comunes para discutir, tomar decisiones, para posicionarse como interlocutores políticamente activos (Gallego, 2015) y, en particular, sobreponerse a situaciones que enrarecen el clima escolar y, así, dar pasos hacia la consolidación de ambientes que sean garantes de la dignidad de los niños y las niñas, tanto por su reconocimiento como sujetos activos como por la consolidación de espacios libres de violencia(Voltarelli, 2018).En resumen, se identi#ca que el bullying hace parte de la cotidianidad de las instituciones educativas(Castro-Robles et al, 2020), en la que los y las estudiantes han participado como víctimas, agresores o espectadores por lo menos una vez(Cardozo, 2021); con mayor prevalencia de víctimas el sexo masculino(De Olivera et al, 2020). Recurriendo En los grupos focales desarrollados en el 2018, los y las estudiantes acordaron trabajar la problemática del con 2 -%icto, para los años 2019 y 2020 determinaron abordar el bullying; sin embargo, para el segundo año, dada la contingencia del con#namiento y, por ende, la educación remota y al no tener una estrategia que respondiera a esta nueva dinámica, se retomó el proyecto hasta el 2021.…”