El presente artículo profundiza en Orcavella de la Silva curiosa de Julián Medrano (1583), y Canidia de Las lágrimas de Angélica de Luis Barahona de Soto (1586), figuras apenas estudiadas, con el fin de determinar si podrían catalogarse como ogresas o como brujas y, sobre todo, de demostrar que representan el eslabón entre antecedentes como Claudina, la ermitaña de San Bricio o Genebra Pereira, y actantes de textos posteriores, como doña Lucía, Aldonza de San Pedro o la Cañizares. Esto permitiría completar un eje cronológico con grandes huecos. Por otra parte, Orcavella y Canidia podrían considerarse un hito por sus excepcionales características, dado que, en contraposición con otras mujeres pertenecientes a la misma categoría mágica, en ellas hallamos los rasgos más representativos de la bruja del folklore, aunque todavía se hallen ausentes elementos como el aquelarre.