Resumen. La sensibilidad contemporánea por el medio ambiente forma parte desde hace décadas del conjunto de rasgos culturales crecientes del mundo desarrollado. No llega, en cambio, a ser prevalente en las conductas, como se manifiesta particularmente en múltiples aspectos del consumismo que dañan el medio. En su desarrollo y presencia cultural contemporánea, la sensibilidad ambiental parece de entrada no ir muy de la mano del cristianismo, que viene siendo acusado desde hace décadas, y junto con la tradición judía, de ir en dirección contraria a la que indica esta sensibilidad. Este artículo se propone presentar y reflexionar sobre siete aspectos entrelazados del valor ambiental que son reconocidos desde múltiples expresiones del ambienta lismo, muy diverso de por sí. La sensibilidad ambiental cristiana aprende y descubre, en esos aspectos del valor ambiental compartidos con no cristianos o no creyentes, exigencias descuidadas de su propia vocación. La cultura ambiental contemporánea las pone con mucho acierto ante sus ojos, y reclama una conversión, en los modos de vida y de carácter moral, que llama también a los no cristianos o no creyentes desde su racio nalidad y capacidad de compromiso. Al aceptar esa ruta de conversión, el cristianismo discierne la presencia vivificante de Cristo en muchos rasgos de la cultura ambiental.