El carácter transnacional de las maras deriva del flujo migratorio que conlleva el acelerado proceso de globalización. El factor migratorio —que a nivel individual puede conllevar un serio desajuste del contexto familiar del migrante—, la desubicación de los jóvenes y el consecuente “duelo migratorio” dotan a estas organizaciones juveniles centroamericanas de una naturaleza que les permite perpetuarse en el tiempo y extenderse con facilidad. La difusión, planificada o no por las organizaciones, pero sí regulada por estas, se lleva a cabo estableciendo pequeñas delegaciones (clicas) a través de jóvenes inmigrantes líderes de estas agrupaciones en sus países de origen. Estas agrupaciones, para mantener su estructura, necesitan generar entre sus miembros una fuerte cohesión; con este fin las organizaciones mareras generarán una identidad colectiva que nacerá de un creativo y elaborado armazón simbólico.