“…Siguiendo una larga tradición alegorista (Pépin, 1971, Hollander, 1969, Singleton, 1958, Dante atribuye a cada canción dos sentidos principales: el sentido que aparece primero, de un modo superficial, es decir, en la literalidad de las palabras, y el sentido más profundo, alegórico, al cual sólo la reflexión puede abrir camino, interpretando de otro modo (állēi agoréuō) el primer sentido literal. La verdad de lo dicho no reside en la superficie de lo dicho, sino en aquello que, no dicho, está contenido en las palabras.…”