Resumen En este artículo se propone pensar el aula como un espacio de convivio y de estudio que vive en frecuentes tensiones. El aula es prefigurada como un espacio de actuación que insiste como práctica cotidiana, pero por habitual resulta como un sitio dispuesto a la dispersión. Nuestro intento es el de afirmar esa dispersión —en el uso de ese espacio— como una apertura a las interrupciones y, con eso, provocar que las lecturas curriculares sean agentes para la invención de un biotexto, personal y colectivo, que se hilvane hipertextualmente. Para eso presentamos la poética de Georges Perec como un modo de usar el aula.