“…Para ellas, el compromiso de realizar un mejor cuidado va de la mano del ser comprensivo, solidario y no prejuicioso, lo que es valorado por los padres a través de la retroalimentación positiva que ellos les entregan tras la muerte de sus hijos (20,21). nal favorece la elaboración del duelo y, a su vez, genera rituales que están enmarcados en ambientes de confianza y respeto (29,32,34). Lo anterior se potencia si existe una capacitación formal para el afrontamiento de los pacientes pediátricos en fase terminal, dado que además de disminuir la ansiedad ante su muerte, permite interactuar más activamente con ellos, entregando una atención de calidad (14).…”