“…Por ejemplo, me era imperiosa la necesidad de dar un nombre a «eso» que ocurre cuando la voz emana del cuerpo, pero portando la corporeidad del intérprete; aquello que, en términos de Roland Barthes (1982, 265), arrastra al placer, y es precisamente de lo que no se habla, porque no se han producido los términos. También el trabajo de Paula Vilas (2005) retoma la noción desde el sentido de la producción corporal de voz, a través de su dimensión socio-históricocultural, y en este caso por medio del canto en grupo; no obstante, esta dimensión tiene mucho valor en cuanto otorga una gran importancia al sentido representacional de la voz. Sin embargo, dicha dimensión es representación pero, a la vez, materialización de aquello que se representa.…”