In the Latin American context, stroke mortality rates in Costa Rica are low but still represent a serious public health problem by the high mortality, morbidity and disability that they cause, despite a downward trend.
Objective: To update some important aspects of the descriptive epidemiology of ischemic heart (EIC) disease in Costa Rica during the period 1970-2014. Methods: EIC death rates were obtained in two periods: from 1930 to 1969 and then, for a more specific analysis, from 1970 to 2014, using moving and five-year averages, based on data from the Instituto Nacional de Estadística and the Centro Centroamericano de Población, to analyze them according to age, sex, geographical location and percentage contribution to the general mortality. Information was also obtained to determine the burden of the disease, in this case through Years of Adjusted Life for Disability, Years of Life Lost and Years of Life lost due to Disability. Results: There was a rise in rates in the general population, with greater momentum in the population from 35 to 74 years, up to the five-year period 1995-1999, after which a decline began that apparently stopped during the five-year period [2010][2011][2012][2013][2014]
El mundo enfrenta desde hace casi un año la pandemia por el virus SARS Cov-2 (COVID-19), exigiendo con el transcurrir del tiempo mayores respuestas de salud pública y de educación para la salud para controlarla y mitigar los daños en la salud de las personas. Existe una gran cantidad de información en internet; sin embargo, no toda la información disponible procede de fuentes académicas, ni mucho menos posee la solidez y veracidad, conllevando a gran desinformación. Se realizó un estudio transversal en línea, encontrando que existen diferencias en la concepción y/o conocimiento de la enfermedad, prevención y tratamiento, según sexo y edad; algunas ideas erróneas se encuentran muy arraigadas en la población costarricense.
Tres años después de su aparición en la provincia de Wuhan en China, la pandemia retrocede en casi todos los frentes, luego de dejarnos friolera de 668´613.487 de casos, al momento de escribir esta líneas (05/1/23) y de 6´713.586 de muertes en todo el mundo1, aunque en realidad, las cifras reales como mínimo, resulten ser dos o tres veces mayores en ambos casos, haciéndonos recordar épocas pasadas terribles, que en ocasiones llegaron a poner en peligro la misma existencia de la humanidad. En Costa Rica, para la misma fecha, podemos mencionar la nefasta herencia de 1´171.802 casos y 9.104 hogares que lloran la pérdida de uno de sus seres queridos como consecuencia de la acción del SARS CoV-2. Pero retroceder no significa desaparecer. El mundo científico está muy claro al afirmar que nadie puede descartar el surgimiento de nuevas variantes que den origen a otras olas pandémicas, o bien, la aparición de novedosos agentes causales, que desaten en el mundo, epidemias y pandemias, quizás más contagiosas y aún, más letales que las actuales.
Nada hacía presumir en esos primeros días de enero del año 2020, que iba a suceder algo diferente en el campo de la salud mundial. Todo lucía igual, tranquilo, sin ningún oleaje amenazador. En occidente, la población apenas estaba reponiéndose de los festejos del año que recién acababa de fenecer y en todas partes, la gente se adentraba de lleno a las actividades cotidianas. El ambiente lucía despejado, sin nubarrones en el horizonte, con una economía dispar, pero ebulliciente en casi todas partes. De tal manera que cuando el 7 de enero, los Centros de Control de Enfermedades (CDC) de China anunciaron que en la pujante y moderna ciudad de Wuhan, en la provincia de Hubei, habían aparecido unos casos de neumonía, cuya etiología fue prontamente identificada como un nuevo coronavirus1, nadie se alarmó y más bien se pensó, que se trataba de uno de esos diagnósticos volátiles y pasajeros que con tanta frecuencia se anuncian en China y que desaparecen con velocidad de rayo, dejando nada más que conocimiento y enseñanzas sobre novedosas etiologías de enfermedades, que afortunadamente no pasan a más. Pero esta vez iba a ser diferente.
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