REFERENCELos autores originales no han revisado ni verificado la traducción del manuscrito al español, y no necesariamente están de acuerdo con su contenido.
Introducción: el mercado de suplementos registra grandes ventas, pero los datos de prevalencia y razones de uso en España son escasos. Los objetivos del estudio fueron evaluar la prevalencia de uso de suplementos, así como identificar por qué, para qué, modo de uso, quién los prescribe y dónde se adquieren. Metodología: estudio transversal mediante cuestionario ad-hoc autoadministrado online a 2.630 participantes (50% mujeres) de características sociodemográficas asimiladas a la población española. Encuesta de 24 ítems para evaluar prácticas y actitudes de la población sobre los suplementos, 9 ítems sociodemográficos y 6 ítems sobre hábitos de vida. Se realizó análisis descriptivo, frecuencia de uso de suplementos, razones de uso y prescripción en función de las variables sociodemográficas. Se utilizó el IBM SPSS Statistics 25 para el análisis estadístico, situando el valor p de significación estadística en <0.05 Resultados: El 75,1% de la población estudiada (n=1.976) afirmó tomar durante el último año algún tipo de suplemento (63,4% complementos alimenticios; 30,2% productos para usos médicos especiales; 28,6% extractos de plantas; 19,9% productos para deportistas; y 13,8% productos para adelgazar). El 70% de los encuestados declaró consumir complementos alimenticios o productos a base de plantas para mejorar su estado de salud, mientras que el 50% de los que consumía suplementos para deportistas lo hacían para mejorar su rendimiento deportivo. El 77% de los que consumieron productos para adelgazar, lo harían para complementar la dieta. Los prescriptores y puntos de adquisición dependieron del tipo de producto. Los suplementos se percibieron en general como seguros, pero su eficacia fue percibida como leve y transitoria. Conclusiones: la prevalencia de uso de suplementos es alta. Mejorar la salud, adelgazar y mejorar el rendimiento deportivo, son los principales motivadores de su consumo. Un alto porcentaje de suplementos serían auto prescritos.
y Dietética se esfu erza po r m anten er a u n sistem a de publicaci ón co ntin ua, de m o do qu e lo s artícu lo s se publican an tes de su fo rm ato fin al (an tes de qu e el n úm ero al qu e perten ecen se h aya cerrado y/o pu blicado). De este m odo, in tentam os pon er lo s artícu lo s a disposició n de lo s lecto res/usuario s lo an tes posible.The Spanish Jo urn al o f Hum an Nutritio n and Dietetics strives to m aintain a co ntinuous publicatio n system , so that the articles are published befo re its final fo rm at (before the number to which they belong is clo sed and/or published). In this way, we try to pu t the articles available to readers/users as so on as possible. BMJ Publishing Group Ltd. Lund H, Brunnhuber K, Juhl C, Robinson K, Leenaars M, Dorch BF, Jamtvedt G, Nortvedt MW, Christensen R, Chalmers I. Towards Evidence Based Research, BMJ 2016;355 :i5440 © 2016 BMJ Publishing Group Ltd. Los autores originales no han revisado ni verificado la traducción del manuscrito al español, y no necesariamente están de acuerdo con su contenido / The original authors have not revised and verified the Spanish translation, and not necessary endorse it. EstaBMJ no se hace responsable de la exactitud de la traducción publicada ni de los errores que pueda contener. No se asume responsabilidad alguna por parte de BMJ por cualquier lesión o daño a personas o propiedad por responsabilidad del producto, negligencia o de otra forma, ni de cualquier uso u operación de métodos, productos, instrucciones o ideas presentadas en el contenido original / BMJ takes no responsibility for the accuracy of the translation from the published
La implementación de políticas nutricionales, debería ser uno de los últimos pasos seguidos en el proceso de la toma de decisiones políticas 1 y, seguramente, el primer paso debería ser asegurar que todos los agentes implicados estén de acuerdo en que la formulación de políticas nutricionales debe estar siempre informada por la evidencia científica y teniendo en consideración las adecuadas condiciones de equidad. Sin embargo, desgraciadamente sabemos que no siempre es así 2 . En 2009 se publicaron una serie de 19 artículos 1,3-20 en la revista BioMed Central en los que se explica, desde qué es la formulación de políticas en salud informadas en la evidencia, hasta cómo buscar, interpretar y usar la evidencia científica; qué hacer en caso de no haber suficiente evidencia; cómo evaluar los pros y contras de una política; cómo planear su implementación teniendo en cuenta el uso de recursos y coste de la misma; y cómo monitorizar y evaluar las políticas puestas en marcha. Como en toda toma de decisiones basada en la evidencia, estas guías no se han elaborado para sustituir la figura de las personas encargadas de tomar dichas decisiones, sino para ayudar a que tanto los responsables de la toma de decisiones sobre políticas y programas de salud, como quienes los respaldan (inclusive organizaciones de científicos), tomen consciencia de la necesidad de que las decisiones se realicen siempre teniendo en cuenta la mejor evidencia de investigación disponible 1 . Entre las reflexiones a las que lleva la lectura de estos artí-culos, a los autores de estas líneas les ha parecido especialmente interesante el cuestionamiento de qué estrategias deberían usarse para evitar posibles presiones de grupos de poder financieros sobre una decisión de política de salud. En este sentido, la descripción de una metodología sistemática y transparente previa a la toma de decisiones y fácilmente accesible por todos, o la participación de grupos de expertos que usan metodologías basadas en la evidencia, como por ejemplo, los grupos elaboradores de Guías de Práctica Clínica Basadas en la Evidencia (GuíaSalud en España) o las Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias, pueden ayudar a manejar las tensiones y conflictos de interés que puedan generarse entre los grupos de poder económico y las decisiones políticas tomadas 4 . Sin embargo, los sistemas basados en metodologías sistemáticas y transparentes que busquen el apoyo de partes proactivas (generación de la evidencia por parte de terceros independientes) que generen resúmenes de políticas 15 y partes reactivas (partes financieras implicadas) a través de un Rev Esp Nutr Hum Diet. 2015; 19(2): 56 -57
Sea como fuere, es un hecho constatado que los conflictos de interés (financieros o de otro tipo) tienen el potencial de producir sesgos importantes en la literatura científica 2 . Una revisión sistemática publicada en la revista JAMA en 2003 concluyó, tras revisar 8 artículos de revisión que evaluaban un total de 1.140 investigaciones, que existe una asociación positiva y estadísticamente significativa entre la financiación por parte de la industria y las conclusiones que favorecen a la misma (odds ratio 3,60; intervalo de confianza 95%: 2, 91) 3 . En la misma línea, una revisión Cochrane publicada en 2012 4 concluyó, tras evaluar 48 artículos, que los estudios financiados por la industria obtienen más a menudo resultados favorables en términos de eficacia (riesgo relativo 1,24; intervalo de confianza 95%: 1,14-1,35), de efectos adversos (riesgo relativo 1,87; intervalo de confianza 95%: 1,54-2,27), y en sus conclusiones (riesgo relativo 1,31; intervalo de confianza 95%: 1,20-1,44).Por si algún lector se ve tentado a pensar que este tipo de sesgos solamente ocurren por influencia de la industria del "Big Pharma", Michel Lucas y Elizabeth Loder lo expusieron A menudo los científicos tienden a pensar que existen conflictos de interés cuando hay intereses financieros en una investigación, sin embargo lo cierto es que la definición o el concepto de conflicto de interés es mucho más amplia.Quizás el origen de esta interpretación pueda explicarse por la definición que Dennis F. Thomson ofreció del concepto en 1993 en The New England Journal of Medicine 1 : "Un conflicto de intereses es un conjunto de condiciones en la que el juicio profesional en relación a un interés primario (como por ejemplo el bienestar de un paciente o la validez e integridad de una investigación), tiende a ser indebidamente influenciado por un interés secundario (como por ejemplo el beneficio económico)". A pesar de la expresa mención de los conflictos de interés financieros en el título de la publicación y en la ejemplificación, la lectura completa del artículo identifica claramente otros intereses secundarios que pueden representar un conflicto de interés, tales como el reconocimiento científico, el avance en la carrera académica, o el éxito en la publicación de artículos 1 .
Las revisiones sistemáticas son el corazón de la práctica dietética basada en la evidencia y la investigación basada en la evidenciaCITA Baladia E, Martínez-Rodríguez R, Navarrete Muñoz EM. Las revisiones sistemáticas son el corazón de la práctica dietética basada en la evidencia y la investigación basada en la evidencia. Rev Esp Nutr Hum Diet. 2019; 23(3): 123-5.
scite is a Brooklyn-based organization that helps researchers better discover and understand research articles through Smart Citations–citations that display the context of the citation and describe whether the article provides supporting or contrasting evidence. scite is used by students and researchers from around the world and is funded in part by the National Science Foundation and the National Institute on Drug Abuse of the National Institutes of Health.
hi@scite.ai
10624 S. Eastern Ave., Ste. A-614
Henderson, NV 89052, USA
Copyright © 2024 scite LLC. All rights reserved.
Made with 💙 for researchers
Part of the Research Solutions Family.