JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact support@jstor.org.. Center for Latin American Studies at the University of Miami is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Journal of Inter-American Studies.La cuesti6n colonial fue comprendida por muy pocos politicos espafioles del siglo XIX. Pi y Margall fue uno de ellos, si bien cuando lleg6 al poder no hizo nada. Prim fu6 otro. Segun uno de sus bi6grafos, "penso en conceder la autonomia para despues llegar a la independencia, y, cuando pensaba ya en triunfar, librado a nuestro pais del cancer que le consumia . . . acontecio el vil asesinato de que fue victima."1 El tercero fue Rafael Maria de Labra (1840-1918), a quien nadie excedi6 en sefialar los vicios y pecados de la colonizaci6n espaiiola.Verdaderamente sorprende hoy el olvido en que se tiene a un hombre que dedic6 lo mejor de su vida a la defensa de los intereses antillanos. Porque Americahay que decirlofue su obsesi6n, no solo durante los dias de la colonia sino despues, cuando ya perdidos los ultimos restos del imperio espafiol se dedic6 a cultivar la intimidad americana y a fomentar la union espiritual de Espafia con las republicas hispanoamericanas.
Que tambien Labra pensaba en una futura independencia paraCuba v Puerto Rico no parece haber duda. Despues de una autonomia, que capacitara a las islas para fijar su destino, concibi6 la posibilidad de una Commonwealth, es decir, la independencia dentro de una federacion hispanica. Esto explica por que no fu6 nunca asimilista de coraz6n. Recuerdese que en todas ocasiones pedia para las Antillas libertades superiores a las de cualquier provincia espainola, "una des-centralizaci6n mayor que la propia de las provincias o regiones de la Metr6poli."2 Mientras que los partidos monarquicos que turnaban en el poder temian ser "mas o menos envueltos en la exagerada habilidad americana" (op. cit., p. 196) y rechazaban en absoluto la solucion autonomista,3 Labra, por su parte, abogaba por la preservaci6n del es-1Natalio Rivas, Narraciones contempordneas (Madrid, 1953), p. 224. 2La Republica y las libertades de Ultramar (Madrid, 1897), p. 269. 3Aun en 1892 contestaba Sagasta a Labra en el Parlamento: "Tengo miedo a la autonomia, muy expuesta a que venga tras de ella la emancipaci6n . .; autonomia en lo politico, algo que merme la soberania de la nacion, eso, jamds; 6sa es la valla insuperable que hay entre los autonomistas y los liberales" (Vease La Repuiblica, p. 208).