Con motivo de la Segunda Jornada Neuropsiquiátrica, organizada por la Sociedad de Neuropsiquiatría, Medicina Legal y Ciencias Afines, se consideró de necesidad impostergable desarrollar el tema sobre tumores del encéfalo, en base del ponderable adelanto debido al esfuerzo de hombres de ciencia, cultores de la neurología, electrofisiología, neurohistopatología, que nos obliga a hacer una revisión, principalmente en nuestro país, aún joven, pero con dos lustros de un desarrollo sistematizado de esta especialidad, permitiendo establecer en la actualidad un balance aproximado. La neurocirugía del Perú cuenta en su haber la sólida estrutura neuropsiquiátrica que, tantas veces, ha permitido a nuestros mejores exponentes alternar a la par en las reuniones científicas internacionales. Estas y muchas otras razones nos obligaba a medir la dimensión de nuestra responsabilidad al aceptar el desarrollo de tan vastísimo e interesante tema.
Se presentan los resultados de la campaña de detección citológica de cáncer de cérvix efectuada en el Hospital Central del Empleado. En quince años de trabajo se han examinado 97,996 mujeres, la mayoría de ellas libres de síntomas y signos de cáncer cervical, habiéndose diagnosticado 267 casos de esta neoplasia. Se analiza la variación que en este lapso se ha producido en la prevalencia de las diferentes etapas de desarrollo del cáncer de cérvix. En el primer quinquenio, las formas subclínicas (Cáncer in situ) constituían el 37 por ciento de los casos y las formas avanzadas (etapa III y IV), en conjunto representaron el 18 por ciento de los casos. En cambio, en el tercer quinquenio, los casos de cáncer in situ aumentaron hasta constituir el 52 por ciento, mientras que las formas avanzadas sólo representan nueve por ciento. Se hace notar que en el sector obrero del sistema del Seguro Social, el cáncer cervical continua siendo un problema médico social grave, determinado en parte por las condiciones biológicas propias del balo nivel socio-económico de este sector de la población, a lo cual hay que añadir como factor negativo coadyuvante la falta de una campaña sistemática de detección citológica de cáncer cervical.
Se ha estudiado las vías de propagación y metástasis en 56 autopsias de pacientes que murieron por cáncer del cérvix. La extensión por continuidad es la vía de propagación más frecuente de esta neoplasia. Los parametrios estuvieron invadidos en el 96.4 por ciento de los casos; luego siguen en orden de frecuencia el tabique vésico-vaginal (69.7 por ciento), la vagina y la vejiga (59 por ciento), el tabique recto-vaginal (53 por ciento), el recto (34 por ciento), el cuerpo uterino y los anexos (23 por ciento). Metástasis por vía linfática fueron encontradas en el 83.9 por ciento de las pacientes, siendo más frecuentes las metástasis en ganglios pelvianos y luego en orden decreciente, se encontró metástasis en ganglios lumbares retro-peritoneales (50 por ciento), mesentéricos y mediastinales (18 y 16 por ciento respectivamente) y supraclaviculares (5.3 por ciento). En el 42 .5 por ciento de los casos se encontró metástasis producidas por vía sanguínea, siendo los pulmones (20 por ciento) y el hígado (16 por ciento) los órganos comprometidos con mayor frecuencia. En el 18 por ciento de las enfermas en las que se encontró metástasis hematógenas, no se encontró metástasis en ganglios linfáticos extrapelvianos, Las causas de muerte más frecuentes fueron: uremia (42.5 por ciento) y carcinomatosis (34 por ciento). En 45 casos (80 por ciento) se encontró compresión ureteral, en 39 de ellos bilateral. Como consecuencia de ello en 38 pacientes (68 por ciento) se encontró hidronefrosis; en 29 (52 por ciento) la hidronefrosis fue bilateral y en 2 unilateral. En 16 casos (28.5 por ciento) el cáncer cervical estuvo localizado dentro de la pelvis y determinó la muerte por complicaciones exclusivamente urinarias. Es muy probable que las enfermas que constituyen este grupo podrían haberse beneficiado con una evisceración pelviana. Dicho esto en otras palabras, este 28.5 por ciento de casos parecería indicar que, teóricamente, una enferma de cada cuatro con cáncer cervical avanzado se podría beneficiar con el tratamiento quirúrgico super-radical.
Se analiza las razones de orden histórico, de formación de los actuales profesores de medicina y de organización de las estructuras en las que se da enseñanza, las cuales constituyen obstáculos para cambiar la orientación tradicional de la enseñanza médica que aún continúa impartiéndose en la mayoría de las escuelas de medicina. Para formar un nuevo tipo de médico que sea capaz de ejercer la medicina integral y actuar como líder de su propia comunidad dentro de su campo específico, en la difícil ruta para alcanzar el desarrollo, se requiere previamente reeducar a los actuales profesores de medicina, cambiar las estructuras de los organismos en los que se imparte enseñanza y procurar una estrecha coordinación entre las universidades y los organismos estatales responsables por la salud pública, y que, por lo tanto, son los que, como empleadores, absorben a la mayoría de los profesionales que forman las escuelas de medicina. Los pueblos en situación intercultural, demandan ser atendidos por profesionales de la salud que deben ser formados con una filosofía y con métodos diferentes a los que se han empleado tradicionalmente en las escuelas médicas inspiradas en moldes clásicos importados de la metrópoli.
La concentración de los médicos en las grandes ciudades y la baja proporción de los mismos en las zonas rurales, constituyen un problema que es general a los países no desarrollados y que afecta de manera particular al nuestro. En efecto, de acuerdo al Censo de Recursos Humanos de Salud de 1964 (1) en el Perú existen 5,061 médicos lo que da una relación de un médico por cada 2,144 habitantes; pero la distribución de estos profesionales en el territorio nacional no es homogénea, ya que, mientras que en un departamento como Lima y la provincia constitucional del Callao hay un médico por 756 y 840 habitantes, respectivamente, encontramos que, en departamentos como Apurímac y Huancavelica, sólo se cuenta con un médico por cada 20,000 o más habitantes (Cuadro 1); otros departamentos como Cajamarca, Ayacucho y Puno cuentan, en promedio, con un médico por cada 14,000 habitantes.
La utilidad del citodiagnóstico en la práctica médica, es tema que ya no se discute; abundante literatura acumulada en la cuarta y quinta décadas de este siglo, ha demostrado la exactitud del método y ha probado también que el citodiagnóstico ofrece posibilidades diferentes, según cual sea el territorio del organismo en el cual se lo aplica o el tipo de secreción o exudado que se examina. Todos los autores están de acuerdo que el método logra los mejores resultados cuando se lo aplica al territorio ginecológico.
Paciente de 28 años que un año antes tiene un aborto molar, por continuar con metorragias se le practica histerectomía. Se comprueba el corioncarcinoma. Está en control habiendo transcurrido dos meses desde la operación.
Se ha estudiado 51 casos de cáncer in situ del cuello del útero, descubierto en un período de 4 años, durante el cual se examinaron 16.000 pacientes de ambos sexos; 1.597 de ellos tenían el diagnóstico de cáncer infiltrante de cuello del útero que da una incidencia de 3,2 por ciento para el cáncer in situ. La edad media de los pacientes con cáncer in situ fue 41,0 años, mientras que el de la infiltración era 47 años. Se discute el criterio histológico que permite el diagnóstico de cáncer in situ: diagnóstico diferencial se hace con los cambios histológicos provocados por el embarazo por tricomonas y con metaplasia atípica. Hemos encontrado una mayor proporción de casos en el conducto cervical con o sin afectación glandular. Se hace especial hincapié en la importancia de la prueba de Papanicolaou para descubrir el cáncer in situ y en la conveniencia de la biopsia de cuello uterino anillo para demostrar si el cáncer está infiltrando o no. La prueba citodiagnóstico fue positiva en 82,2 por ciento y en un 8,9 por ciento mostró células atípicas. Se discute la evolución y el pronóstico del cáncer in situ. La mayoría de los casos fueron tratados mediante histerectomía, lo que priva a nosotros establecer conclusiones con respecto a la evolución del cáncer in situ no se trata, pero se hace referencia a 51 casos que desde 1944 es sin tratamiento y en el que persiste hasta ahora, los cambios histológicos de cáncer in situ.
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