A inicios del siglo xxi, Brasil se constituyó en un protagonista crucial como principal articulador del proyecto integracionista de Sudamérica. Al ya existente Mercosur se le sumó la creación de Unasur, reafirmando la construcción de políticas regionales en torno a la idea de “Sudamérica”. En la actualidad, sin embargo, la retracción del liderazgo brasileño, junto con los virajes y desorientaciones ocurridos en Unasur y en Mercosur, han dañado la credibilidad de las iniciativas de la región, así como la posibilidad de identificar una voz conjunta en Sudamérica. Pese a ello, creemos que difícilmente podría hablarse de un desacoplamiento total de Brasil de la subregión o, dicho de otro modo, de un abandono efectivo de los regionalismos. El reconocimiento de las vicisitudes distintivas por las que han atravesado los Estados latinoamericanos nos lleva más bien a pensar en un entramado complejo y desordenado, en el cual el devenir político institucional de Brasil tendrá relevantes repercusiones para el futuro de la región.
Frente al cada vez más complejo sistema internacional contemporáneo, se plantea la necesidad de crear nuevas herramientas conceptuales que contribuyan a una mejor comprensión de la realidad mundial. En este contexto, se otorga especial relevancia al fortalecimiento de una perspectiva propiamente latinoamericana introduciendo la noción de estrategia de quodlíbet con el objetivo de analizar la creciente y multifacética presencia de los poderes emergentes en los ámbitos decisorios globales.
<p>Al observar el creciente involucramiento de Brasil en los escenarios regionales y globales durante la gestión externa del presidente Lula da Silva, el presente trabajo apunta a responder las siguientes preguntas: ¿cuál es el rol que pretende ejercer actualmente el Estado brasileño en el sistema internacional? ¿Cuál es el límite de los compromisos internacionales de Brasil? ¿Existe un doble estándar entre su comportamiento global y regional? Como si se tratara de un juego en un laberinto de espejos que distorsionan los reflejos, pareciera que Brasil intenta “agrandar” o “minimizar” sus cualidades según las circunstancias así lo exijan.</p>
En 2009, los gobiernos de Brasil, Rusia, India, China y, posteriormente, Sudáfrica se nuclearon en torno al ya mundialmente reconocido acrónimo BRICS. A diez años de la conformación de este bloque, cabe preguntarse: ¿qué réditos han obtenido cada uno de sus miembros como resultado de la participación en este grupo? Sobre la base del método histórico interpretativo, el presente trabajo tiene por objeto analizar la evolución individual de cada uno de los Estados miembros de BRICS a fin de precisar las posibles ventajas que el bloque significó para cada uno de ellos.
Una revisión de lo sucedido con los poderes 1 emergentes durante la década y media ya transcurrida de este nuevo siglo deja al descubierto que gran parte de los análisis -periodísticos, financieros e incluso académicos-se han elaborado sobre reflexiones rimbombantes que oscilaron desde una exageración sobre las potencialidades de las naciones emergentes, y sus consiguientes repercusiones para el orden en su conjunto, 2 hasta pronósticos -absolutamente desfavorables sobre el futuro de estos poderes, echando por tierra toda posibilidad de incorporación de estas potencias a la estructura de gobernanza mundial. 3 1 Para los fines de este trabajo, y en función de lo estipulado por el Diccionario de la Real Academia Española, "poder" y "potencia" son utilizados indistintamente como sinónimos.
Una revisión de lo sucedido con los poderes 1 emergentes durante la década y media ya transcurrida de este nuevo siglo deja al descubierto que gran parte de los análisis -periodísticos, financieros e incluso académicos-se han elaborado sobre reflexiones rimbombantes que oscilaron desde una exageración sobre las potencialidades de las naciones emergentes, y sus consiguientes repercusiones para el orden en su conjunto, 2 hasta pronósticos -absolutamente desfavorables sobre el futuro de estos poderes, echando por tierra toda posibilidad de incorporación de estas potencias a la estructura de gobernanza mundial. 3 1 Para los fines de este trabajo, y en función de lo estipulado por el Diccionario de la Real Academia Española, "poder" y "potencia" son utilizados indistintamente como sinónimos.
La agenda internacional se ha convertido en un espacio clave para el desarrollo de la política mundial, constituyendo un ámbito dinámico por el cual una creciente cantidad de temáticas han adquirido carácter de “interés global”. La falta de una jerarquía clara entre las múltiples cuestiones ha implicado que el diseño de la agenda internacional dependa de los actores involucrados en el proceso. En este marco, el presente artículo tiene por objeto analizar el rol de las potencias emergentes en los espacios multilaterales de negociación internacional tomando en consideración dos temas de la agenda global: energía y patentesfarmacéuticas, con el fin de reconocer si se han convertido en reforzadoras o en cuestionadoras de los espacios multilaterales de negociación de hegemonía noratlántica.
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