Según muchos tratados clásicos de economía monetaria (Oresme, Ricardo, Mill), las autoridades pueden emitir dinero sin muchas limitaciones gracias al control que detentan sobre la moneda que circula en su territorio. Esa abundancia de moneda disponible les permite financiar guerras, que se presentan así como un gasto público extraordinario inevitable.
En este trabajo exploraremos hasta qué punto esas guerras se podrían evitar o atenuar si las autoridades perdieran el control sobre su moneda soberana y se encontraran así con limitaciones para financiarse; hasta qué punto buscarían soluciones negociadas y menos costosas, harían más uso de sus diplomáticos y menos uso de su ejército.
Las diferentes disciplinas que estudian los conflictos armados (estudios sobre resolución de conflictos, economía de la paz, eco- nomía de conflictos…) apenas analizan el impacto de la manipula- ción monetaria sobre el inicio y desarrollo de estos conflictos. La complejidad conceptual de la ciencia monetaria para científicos de otras disciplinas podría explicar, en parte, esta omisión.
La moneda no siempre ha estado asociada a las autoridades políticas. Los teóricos evolutivos del dinero (Menger, Mises, Hayek, etc.) sostienen que las sociedades descubren las mejores monedas (las que más facilitan los intercambios) en un proceso espontáneo de ensayo y error. Una vez que los ciudadanos han confirmado su utilidad, las autoridades toman el control de la moneda, pues les supone una fuente complementaria de ingresos.
Los tenedores de esa moneda seguirán usándola mientras ten- gan la confianza de que se mantiene su valor. En cuanto observan que sus autoridades gastan más de lo que ingresan de forma conti- nuada y financian esos gastos manipulando la oferta monetaria (envileciendo la moneda), dejan de confiar en que sus autoridades puedan mantener su valor.
Esta dinámica podría cambiar con la reciente irrupción del Bit- coin, una nueva moneda criptográfica cuyas reglas de emisión vie- nen predeterminadas en el protocolo de la moneda y no se pueden modificar de forma arbitraria.
En este trabajo nos planteamos la siguiente hipótesis: ¿una sociedad donde estuviera extendido el uso del Bitcoin podría dis- ciplinar fiscalmente a sus autoridades? ¿Hasta qué punto se podrían saltar esa disciplina para financiar los gastos extraordina- rios de una guerra?
Para intentar probar esta hipótesis, la dificultad principal con la que nos encontramos es la falta de evidencia empírica, ya que el uso de Bitcoin aún no se ha extendido en ninguna sociedad y no podemos probar la correlación entre su uso y la irrupción de con- flictos violentos.
En primer lugar, nos interesará determinar cómo se financian los conflictos y el peso relativo de cada fuente de financiación. Tras analizar varias guerras contemporáneas, optamos por centrarnos en la Guerra Civil Española (1936-1939), de la que disponemos de muchos estudios recientes y cuya forma de financiarse nos pareció extrapolable a otros conflictos bélicos.
En segundo lugar, analizamos hasta qué punto un uso generali- zado de Bitcoin limitaría la capacidad de las autoridades para conse- guir fondos en cada fuente de financiación. Para aclarar si se cumple nuestra hipótesis inicial, usamos como método de análisis un con- trafactual, un análisis hipotético de cómo se habría financiado cada bando de la Guerra Civil Española con un patrón Bitcoin.