“…Estos resultados concuerdan con los de (Botia y Hortúa, 2012), quienes al probar tres niveles de extracto de ajo en pollos broilers, obtuvieron un resultado similar para todos sus tratamientos y difieren con los de (Andrade et al, 2017) que utilizaron dos niveles de ajo macerado en el agua de bebida en pollos broiler, y manifiestan que para la variable consumo de alimento, presentó diferencias altamente significativas, siendo más favorable para la inclusión del T2 (mayor), además, destaca las propiedades beneficiosas del ajo, gracias a su componente inulina, polisacárido de alto valor nutricional, que al no ser digerible por las enzimas gastrointestinales, favorece la fermentación de las bacterias que allí colonizan, convirtiéndose en fibra dietética, actuando como prebiótico, al aumentar el área de superficie intestinal mejorando la absorción y retención de nutrientes como el fósforo y el calcio, resultando en estructuras óseas y musculares más fortalecidas y mejor formadas, de igual manera, favoreciendo la mejor asimilación del alimento (Lara et al, 2017). La conversión alimenticia obtenida en los diferentes tratamientos no registraron diferencia significativa (P>0.05) (Figura 4), de acuerdo con (Chiriboga et al, 2016), al evaluar el efecto de infusión de orégano en la crianza de pollos camperos, quienes manifiestan que no se encontró diferencias estadísticas entre los tratamientos evaluados en cuanto a esta variable, indicando que los pollos que estuvieron bajo el efecto de este aditivo obtuvieron el mejor valor de 1,87 a diferencia del grupo testigo con la conversión más deficiente que fue de 1,95, lo que indica la capacidad del timol y el carvacrol, como aditivos naturales, que cuando se administrar por vía oral, se absorben rápidamente en el tracto digestivo del ave, favoreciendo su acción antibacteriana (Lee et al, 2008).…”