“…232 Partiendo de los presupuestos discursivos de Foucault, una de las conclusiones de la crítica postcolonial, a partir de la obra señera de Edward Said (Orientalism, 1979), es su toma de conciencia del hecho de que la representación elaborada por el Occidente de lo no-europeo como un 'Otro' diferente, exótico e inmutable crea una red de poder orientada a su dominación. Según Said, el término 'oriental', más que un concepto geográfico, es un prejuicio moral y cultural: Oriente, concebido como un repositorio de aquellos aspectos de sí mismo que Occidente elige no atribuirse (despotismo, crueldad, sensualidad, pereza; incapacidad para autogobierno, barbarie); el 'Otro' es una especie de identidad europea sucedánea enfrentada a las ideas opuestas de civilización, progreso y autonomía encarnadas por Occidente (CASTANY PRADO, 2009). El orientalismo, se dice, responde a una tendencia a fabricar 'geografías imaginarias' diferenciadoras de nuestro territorio y el de los bárbaros, y de ahí que se pueda aplicar también a la ideología colonial subyacente a la conquista de América (el propio Said extendió su teoría al análisis de las relaciones de poder entre el Imperio (británico) y sus colonias en Culture and Imperialism, 1993).…”