“…Así, los diseños que crean, apropian o modifican la producción tecnológica consiguen alterar la distribución de poder, riqueza y/o prestigio en una sociedad (Pfaffenberger, 1992). El segundo postula que la tecnología, antes de actuar como una fuerza de dominación, encauza los procesos a través de los cuales diversos agentes que intervienen en la solución de asuntos colectivos, pueden acceder a los mecanismos de fuerza, coerción, seducción y manipulación, con mejoras de eficiencia, efectividad, y confiabilidad (Brey, 2007). Entre estos polos gravitan las críticas feministas a la jerarquía social impuesta por el diseño tecnológico, con la aspiración de subvertir las relaciones de poder que hacen parte integral del mismo (Wajcman, 2008).…”