responde a la visión filógina del autor, admirador de las mujeres instruidas en los estudios liberales humanistas a las que ensalza como escritoras pero, sobre todo, como lectoras. El papel de las figuras femeninas se destaca en esta obra, no solo en temas amorosos sino también en temas filosóficos o políticos, lo que refleja su posición filógina en favor de la educación y de la cultura hecha por mujeres dentro del debate de la Querella de las Mujeres. Las dedicatarias de Alessandro Piccolomini contituyen toda una generación de mujeres cultas, filósofas o escritoras y de mujeres dedicadas a la cultura como mecenas, relacionadas entre sí por lazos de amistad o intereses políticos y religiosos comunes.