“…Varios autores han considerado la realización de procedimientos endodónticos en dientes primarios como un desafío, ya que la anatomía interna en órganos dentarios multirradiculares muestra raíces generalmente curvas, preparadas para permitir la formación del sucesor permanente, lo que aumenta las posibilidades de perforación durante la instrumentación, además los molares deciduos a menudo presentan canales accesorios en el piso de la cámara pulpar, con la posibilidad que durante la desinfección, los agentes irrigantes se extruyan a la región de la furca, lo cual genera una preocupación adicional en términos de biocompatibilidad (Kumar, 2009). En las infecciones de los conductos radiculares primarios la mayor cantidad de biopelículas se pueden encontrar en los conductos principales, sin embargo, cierta cantidad de microorganismos se localizan en canales laterales, ramificaciones apicales y túbulos dentinarios, ubicándose más allá del alcance de la remoción e instrumentación mecánica, en donde la estrategia para limpiar estas áreas consiste en la irrigación efectiva y sus efectos antimicrobianos (Miti et al, 2012). Se ha descubierto que los microorganismos asociados con infecciones endodónticas son sistemas dinámicos y presentan incluso un crecimiento protegido que permite la supervivencia de las bacterias, el ambiente en una biopelícula no es homogéneo, en los conductos radiculares primarios se han podido aislar microorganismos anaerobios facultativos y anaerobios estrictos.…”