“…Considerando los objetivos y el proceso mediante el cual se realizó esta investigación, se pudo precisar el nivel de argumentación de las estudiantes de manera diagnóstica, lo que evidenció que, si bien lograban formular un juicio de opinión, este carecía de las estructuras propias de la argumentación y de las explicaciones que lo justifican, por lo que desarrollaban sus ideas de manera incompleta, según lo establecido por Cardona y Tamayo (2009). Por otro lado, una gran parte de los artículos investigados coinciden en realizar intervenciones para promover las habilidades argumentativas, y los resultados demostraron un efecto positivo en la calidad de los argumentos (Chen et al, 2019;Zuway-R. et al, 2013;Polat et al, 2016;Revel et al, 2014;Kim y Roth, 2018;Ortega y Gil, 2019;Arias y Tolmos, 2016;Solar y Deulofeu, 2016y Brown, 2017, al igual como ocurrió en esta investigación. De este modo, las estudiantes lograron trabajar colaborativamente, ya que se apropiaron de la argumentación colectiva como una herramienta propia del discurso argumentativo; en efecto, comenzaron a comparar sus ideas, refutaron sus puntos de vista, retroalimentaron y explicaron según sus propias visiones y opiniones, con la finalidad de crear su propio argumento, tal como lo ha constatado Brown (2017).…”