“…Por tanto, es considerado un factor predisponente además de ser un factor sensible que puede ser modificado a través de intervenciones preventivas (Calado, 2011;Levine & Piran 2004;Casullo, González, Sifre, & Martorell, 2000;Shaw & Stice, 2004;Sepúlveda, Carrobles, Gandarillas, Poveda, & Pastor, 2007;Stice, 2002;Stice & Presnell, 2007). A pesar de que un número importante de investigaciones señalan que la población más afectada por las alteraciones alimentarias y el impacto en la imagen corporal ha sido en mujeres (Calado, Lameiras, Sepúlveda, Rodríguez, & Carrera, 2011;Dakanalis et al, 2012;Sepúlveda, Gandarillas, & Carrobles, 2008), incluso en un trabajo realizado por Maganto-Mateo y Cruz-Saez (2003) son la chicas quienes se encuentran más interesadas en participar en programas preventivos de TCA, esta evidencia ha generado que se hayan reducido los estudios dirigidos a los varones. Y es más, existe una limitación metodológica extendida aplicable a la mayoría de las investigaciones realizadas para evaluar la insatisfacción corporal y su relación con los TCA, es que los varones no han sido evaluados con instrumentos desarrollados en base a sus propias preocupaciones acerca del peso y/o figura, de forma específica (Cafri & Thompson, 2004;Cohane & Pope, 2001;Compte, Sepúlveda, de Pellegrin, & Blanco, 2015;Pope, Phillips, & Olivardia 2000;.…”