Suplicantes y ciudadanos con derechos: los padres de familia en secundarias federales del Distrito Federal (1932-1939)

Abstract

<p align="justify"><span style="font-family: verdana; font-size: small;">El artículo analiza las formas y argumentos de los padres de familia del Distrito Federal para ejercer el derecho a la educación secundaria de sus hijos en el México posrevolucionario. Los datos empíricos fueron recuperados de la correspondencia de los padres a la autoridad educativa, expedientes personales de los alumnos, notas periodísticas y editoriales publicadas en la prensa nacional, así como discursos oficiales contenidos en las Memorias de la Secretaría de Educación Pública. Desde la historia social, se interpretan las interacciones entre los padres de familia y los agentes del Estado como prácticas de ciudadanía enmarcadas en un continuum que iba desde la súplica hasta la exigencia del derecho social a la educación, posiciones a partir de las cuales se establecieron negociaciones con un Estado que, en algunos casos como la falta de recursos monetarios o la insuficiencia de infraestructura, mostró cierta debilidad en sus instituciones.</span></p>

Defender el prestigio y la libertad de educación: la UNPF frente a la incorporación de secundarias particulares y la educación socialista (ca. 1931-1935)

“…No solo la cuestión religiosa impulsó a los padres de la Unión a enviar a sus i os a escuelas rivadas seg n su o inión la deciente oralidad y disci lina ue se viv a en las escuelas o ciales los obligaba a hacerlo. Esta idea que los padres de familia tenían de las escuelas federales no se basaba en un rumor creado por la dirigencia de la UNPF, la misma SEP reconoció que, durante los años treinta, las faltas de disciplina entre los estudiantes de las secundarias -adolescentes en edad "difícil"-eran un tema importante (Flores, 2016). Lo cierto es que entre los padres de familia que enviaban a sus hijos a escuelas privadas se empezó a formar un imaginario de distinción entre la educación pública ofrecida por el Estado y la privada, a cargo de particulares.…”

“…Dicha diferenciación proveía a estas familias de un estatus privilegiado que las separaba de las masas populares, por ello, la Unión no permitiría que el decreto de incorporación igualara a las escuelas particulares con las públicas, pues dicha ley estipulaba ue los certi cados de estudios ser an e itidos or la con lo cual, las secundarias particulares perderían el poder de otorgar sus ro ios certi cados ste unto no ten a ue ver directa ente con la persecución religiosa, pero sí con un elemento técnico, político y de prestigio, pues lo que se estaba peleando en última instancia era el poder para decidir quién acreditaba la educación secundaria y con ella el paso a la superior. Cabe resaltar que, en la época, los estudios secundarios ten an una do le nalidad: re arar a los alumnos para que se insertaran al campo laboral o ser la educación previa para continuar con la universitaria (Flores, 2016).…”

La educación socialista en México: revisiones desde los estados y regiones

“…Para tratar de entender por qué el Estado y Bassols, férreo opositor a la intervención de la Iglesia católica en el campo educativo, mantuvieron esa postura de tolerancia ante la educación religiosa, es útil resaltar que en esos años el gobierno mexicano no contaba con los recursos suficientes para abrir y sostener más secundarias federales de las ya existentes. La SEP misma reconocía su incapacidad para solventar el gasto educativo por alumno en el nivel secundario, por lo cual los padres debían cubrir las cuotas de inscripción y colegiaturas requeridas para que sus hijos pudieran recibir dicha educación en los planteles oficiales (Flores, 2016).…”

“…No solo la cuestión religiosa impulsó a los padres de la Unión a enviar a sus hijos a escuelas privadas, según su opinión, la "deficiente moralidad y disciplina" que se vivía en las escuelas oficiales los obligaba a hacerlo. Esta idea que los padres de familia tenían de las escuelas federales no se basaba en un rumor creado por la dirigencia de la UNPF, la misma SEP reconoció que, durante los años treinta, las faltas de disciplina entre los estudiantes de las secundarias -adolescentes en edad "difícil"-eran un tema importante (Flores, 2016). Lo cierto es que entre los padres de familia que enviaban a sus hijos a escuelas privadas se empezó a formar un imaginario de distinción entre la educación pública ofrecida por el Estado y la privada, a cargo de particulares.…”

“…Este punto no tenía que ver directamente con la persecución religiosa, pero sí con un elemento técnico, político y de prestigio, pues lo que se estaba peleando en última instancia era el poder para decidir quién acreditaba la educación secundaria y con ella el paso a la superior. Cabe resaltar que, en la época, los estudios secundarios tenían una doble finalidad: preparar a los alumnos para que se insertaran al campo laboral o ser la educación previa para continuar con la universitaria (Flores, 2016).…”